San Atanasio
El ayuno cura nuestras enfermedades, deseca los humores superfluos de nuestros cuerpos, pone en fuga a los demonios, arroja los malos pensamientos, purifica el espíritu, limpia el corazón, santifica el cuerpo, eleva los hombres hasta el trono de Dios. Por último, el ayuno es el alimento de los ángeles, y el que le practica, se puede considerar como en el orden de aquellos bienaventurados espíritus.
Si el demonio os impele a practicar austeridades tan excesivas que se altere vuestra salud, y que vuestro cuerpo se inutilice, y sea incapaz de todos los ejercicios, no sigáis su instigación, ántes bien moderad vuestros ayunos.
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