...entre éstos se apoyaban en los artículos galicanos y acusaban al humilde Pío VII de menospreciar sus derechos y traspasar sus facultades, lle gando la tenacidad de algunos hasta el punto de ordenar oraciones por la conversión del Papa y ponerse en la actitud de los Obispos juramentados del año 1791. Así y todo, la mayoría se formaba de los 14 Obispos de territorios recién anexionados por Francia, y de los 45 propiamente franceses, los cuales todos resignaron.
Los demás fueron destituidos por la plenitud del poder del Papa. Nunca los Pontific habían ejercido tan omnímoda potestad en Francia como entonces Pío VII forzado por la necesidad de restaurar la Iglesia de este país, destituyendo a tantos Obispos sin proceso canónico, suprimiendo casi toda la jerarquía francesa y reemplazándola por toda una nueva.
Destruido estaba el antiguo galicanismo, y no había ya quien apelase a aquellas "libertades". Esto era lo que pesaba a los Obispos antiguos france cuando se negaron a resignar. El mismo Gobierno consular, aterrado estupefacto de la omnipotencia con que la Santa Sede procedía por propia voluntad, y tratando de debilitarla, intentaba reanimar indirectamente el sistema galicano herido de muerte, según confesión de mismos partidarios, por el llamado «golpe de Estado» del Papa. Había querido reducir a la unidad á los partidos religiosos de Francia por Papa, pero sólo para darle otra vez de lado y gobernar a su arbitrio...
Cardenal Joseph Hergenröther