JUAN XII (956-964)
Alberico había hecho prometer a los romanos que, al morir Agapito, elegirían a su hijo Octaviano, quien a la muerte de su padre fué proclamado príncipe de los romanos (954). Sucedió, pues, a Agapito II en 956. ¡Contaba entonces 18 años!
Su breve pontificado fué agitadísimo. Luchó primero contra Pandolfo, príncipe de Capua, que le obligó a retirarse; entonces le pidió la paz y concertó con él una alianza. Invocó luego la ayuda de Otón I contra Berengario II, rey de Italia, y su hijo Adalberto, y en 962 coronó a Otón emperador y rey de Italia.
Otón confirmó a la Iglesia las donaciones de Pipino y Carlomagno, les añadió además algunas posesiones en Lombardía, y reguló la forma de elección del Pontífice. Más, transcurrido un año, cesó la buena armonía con Otón, que había querido entrometerse en los asuntos eclesiásticos.
Mientras tanto, Adalberto, llamado por los señores romanos, que ya se habían cansado de las vejaciones de Otón, había llegado a Roma no sin la ayuda del Papa. Otón volvió a Roma, el Papa huyó, y un concilio reunido por el emperador lo declaró depuesto y eligió al antipapa León VIII, protonotario, que no era aún sacerdote. Pero luego, habiendo Otón abandonado Roma, Juan regresó, se libró de sus enemigos, y en un concilio hizo anular la elección de León VIII, que fué expulsado de Roma.
Poco después murió de apoplejía, según algunos historiadores, o asesinado, según otros.
Su juventud, el hecho de ser hijo de Alberico y los trágicos azares de su vida le dan derecho a un juicio menos severo que el que legó a la Historia la malevolencia del cronista imperial Luitprando.
Se dice que Juan XII fué el primero que cambió el nombre en la elección al pontificado; pero en la serie de los pontifices anteriores encontramos otro papa que también hizo esta mutación: fué Juan II (532-538), que antes llevaba el nombre de Mercurio.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945