AGAPITO II (946-956)
De origen romano, fué elegido en el año 946.
Agapito II llamó a Otón de Germania contra Berengario II que pretendía reinar en Italia, y convocó el sínodo de Ingelheim para hacer cesar las disidencias entre Luis de Ultramar y el conde Hugo.
Muerto Alberico (954), que había tenido el poder durante veintidós años, el Pontífice quiso sacar de su envilecimiento a Roma y al papado, sobre los cuales dominaban desde hacía sesenta años Teodora la Grande y sus dos hijas: Teodora la Joven y Marozia. El apoyo que obtuvo de Otón el Grande le ayudó en su empresa.
En el sínodo de Roma (944) dió fin a la cuestión del obispado de Reims, empezada bajo el pontificado de Juan X.
Cuidó la disciplina monástica, y durante su pontificado se difundió el Cristianismo en Bohemia, Dinamarca y Suecia.
Murió en Roma en 956 y fué sepultado en Letrán.
Su pontificado, que duró diez años y fué regido por él con dignidad y firmeza, comprende uno de los períodos más agitados por las vicisitudes políticas.
Merece especial mención la celebración del Concilio nacional de Astorga, que tuvo lugar bajo este pontificado y cuyo objeto fué la reforma de la disciplina eclesiástica.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945