Los Obispos erigieron seminarios, confiando sus cátedras a lazaristas y «Padres de la fe». Ciertamente muchos de nuevos Prelados aún no estaban penetrados de la misión que la Iglesia les cometiera, incluso algunos que habían revocado sus principios constitucionales: quién empleaba la fórmula « Por la gracia de Dios, el nombramiento del primer Cónsul y la institución canónica del Papa » ; quién escribía « Por la misericordia de Dios y la institución de la Santa Sede».
Al fin, en Julio de 1804, Portalis comunicó a los Obispos que era de desear cesasen las diferencias en este punto, y que no había por qué apartarse de la fórmula consagrada por el tiempo: « Por la misericordia de Dios y la gracia de la Santa Sede», puesto que el Papa era quien confería el poder espiritual al Obispo, y la Iglesia galicana se había valido de aquélla sin escrúpulo y durante muchos siglos. De esta manera el poder temporal tuvo que instruir a los Obispos sobre su posición dentro de la Iglesia.
Cardenal Joseph Hergenröther