Era sacerdote romano. En 898 aspiró al pontificado, pero fracasó y fué expulsado de Roma. La influencia de Teofilacto, cuya familia era una de las más poderosas de Roma, hizo triunfar su elección.
Enemigo declarado de Formoso, Sergio aprobó el proceder de Esteban VI o VII contra este papa, y anuló las actas de Teodoro II y Juan IX que habían rehabilitado su memoria, suscitando así el descontento entre el clero romano y entre los que habían sido ordenados por Formoso.
Con este pontífice llegaron a ser poderosísimos los condes de Túscolo, mientras en Roma señoreaban las famosas Teodora y Marozia, que se hicieron elegir senadoras.
Sergio tuvo que intervenir en Oriente contra los manejos de los secuaces de Focio; reorganizó las sedes episcopales en Alemania y protegió al arzobispo de Rávena contra el conde de Istria. Reedificó los cimientos de la basílica de San Juan de Letrán, derrumbada en 896, y la enriqueció con espléndidos donativos.
Las acusaciones de Liutprando contra Sergio por sus relaciones con Marozia no ofrecen ninguna solidez al análisis de la crítica histórica: el docto Muratori las define como una torpe pasquinada.
Murió en el verano del año 911 y fué sepultado en la basílica de Letrán.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945
