Aquí se está hablando del predestinado (nadie puede saber si lo es, a no ser por un privilegio especial) y de la predestinación, no de los signos de predestinación.
Santo Tomás de Aquino
De veritate
Sobre la predestinación a.6
¿Puede ser ayudada la predestinación con las oraciones de los santos?
Y, por eso, hay que defender de otra manera que la predestinación divina nunca está sujeta a mutación. Sin embargo las oraciones y todas las demás buenas obras valen para conseguir el efecto de la predestinación.
En cualquier orden de causas es preciso tener en cuenta no solo el orden de la causa primera al efecto, sino también el orden de la causa segunda al efecto, y el orden de la causa primera a la segunda. Porque la causa segunda no se ordena al efecto más que por la ordenación de la causa primera, ya que la causa primera da a la segunda la influencia sobre su efecto, como consta en el libro De causis
Digo, pues, que el efecto de la predestinación es la salvación humana que procede de ella como de la causa primera. Pero esta causa puede tener otras muchas causas próximas y cuasi instrumentales que están ordenadas por la divina predestinación a la salvación humana. Como, por ejemplo, son aplicados los instrumentos por el artífice para producir el efecto de su arte.
Por tanto, como es efecto de la predestinación divina el que éste se salve, así también lo es que se salve por las oraciones de tal o por tales méritos.
Y esto es lo que Gregorio dice en el libro I Dialogorum. Las cosas que los santos consiguen orando están predestinadas para que lo obtengan con la oración. Por eso dice Boecio en el libro V De consolatione 110: Las preces, cuando son rectas, pueden ser eficaces.
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Por el hecho de que está predestinado que este tal se salve con tales oraciones, no pueden desaparecer las oraciones sin que desaparezca la predestinación.
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Santo Tomás de Aquino
Por eso, los predestinados deben esforzarse en orar y practicar el bien, pues de este modo se realizará con certeza el efecto de la predestinación
Suma teológica - Parte Ia - Cuestión 23
Sobre la predestinación
a.8
En torno a esta cuestión ha habido varios errores. Algunos, pendientes de la seguridad de la predestinación divina, sostuvieron que las oraciones eran superfluas, como cualquier otra cosa que se hiciera para ayudar a conseguir la salvación eterna, porque, se hagan o no, los predestinados la alcanzarán y los condenados no. Pero contra esta opinión van todas las exhortaciones de la Sagrada Escritura a orar y a hacer otras buenas acciones.
Otros, en cambio, sostuvieron que las oraciones cambian la predestinación divina. Se dice que ésta fue la opinión de los Egipcios, quienes sostenían que la ordenación divina, que llamaban Destino, podía ser impedida por distintos sacrificios y oraciones. Pero contra esta opinión está también la Sagrada Escritura. Pues se dice en 1 Re 15,19: Quien triunfa en Israel no perdonará. No se doblegará por el arrepentimiento. Y en Rom 11,29 se dice: Los dones de Dios y su vocación se dan sin arrepentimiento.
Puestos en otra dimensión, hay que decir que en la predestinación hay que tener presentes dos aspectos: La misma predestinación y sus efectos. Con respecto a lo primero, la predestinación de ningún modo es ayudada por las oraciones de los santos. Pues por las oraciones de los santos no se consigue que alguien sea predestinado por Dios. Con respecto a lo segundo, se dice que la providencia es ayudada por las oraciones de los santos y por otras buenas acciones; porque la providencia, de la que es parte la predestinación, no anula las causas segundas, sino que provee sus efectos de tal forma que incluso las causas segundas entran dentro de su providencia.
Por lo tanto, así como Dios provee los efectos naturales de modo que también tengan causas naturales sin las cuales no se producirían, así también la predestinación de alguien a la salvación por Dios es de tal modo que también en la predestinación está comprendido todo lo que promueve la salvación del hombre, bien sean sus propias oraciones o las de los demás, u otras cosas buenas sin las que alguien no alcanza la salvación. Por eso, los predestinados deben esforzarse en orar y practicar el bien, pues de este modo se realizará con certeza el efecto de la predestinación. Por todo lo cual, se dice en 2 Pe 1,10: Por vuestras buenas acciones procurad hacer segura vuestra vocación y elección.
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