VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LA IGLESIA DARÁ LAS LLAVES A LOS OBISPOS ¿MÁS QUIÉN SE LAS DARÁ A LA MISMA IGLESIA? LOS MISMOS PADRES NOS LO DICEN, SAN PEDRO

DICCIONARIO DE TEOLOGÍA DEL ABATE BERGIER
AMPLIADO POR EL CARDENAL GOUSSET
y enriquecido bajo la dirección de
Monseñor Antolín Monescillo

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Abbé Nicolas-Sylvestre Bergier
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Cardenal Thomas Gousset
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Cardenal Antolín Monescillo
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Citando la obra  
Tradición de la Iglesia acerca de la confirmación de los obispos
de
Félicité Robert de Lamennais
antes de que cayera este en la herejía liberal.
Excelente  obra citada por el Cardenal Antolín Monescillo, por el Conde de Maistre, por Fray pedro Gual, por Emilio Moreno Cebada,por el Cardenal Pedro Inguanzo, por Donoso Cortés, y otros muchos.



LOS OBISPOS ESTÁN PRIVADOS DE LAS LLAVES
HASTA QUE LAS HAN RECIBIDO
DE PEDRO

Hasta ahora, tomando acta de los testimonios alegados(de los Santos Padres), preguntaremos: Si solo S. Pedro ha recibido las llaves para comunicarlas a los demás obispos de quien las recibirán estos si ya no quieren recibirlas de Pedro?


¿Será de la Iglesia universal? Más la Iglesia universal en cuanto se le atribuye la jurisdicción, es otra cosa que el cuerpo de los prelados? Serán pues los pasto- res los que se darán a sí mismos las llaves: y puesto que las dan, las tienen, y al mismo tiempo no las tienen, puesto que se trata de saber de quien las recibirán. ¿Se puede idear contradicción más palpable? y observad este encadenamiento; solo Pedro recibe las llaves, no para darlas enteramente, sino para comunicar su uso a los demás prelados. Luego los demás obispos están privados de las llaves hasta que las han recibido de Pedro. Admitiendo el principio no puede negarse lu consecuencia, y acabamos de ver el principio establecido por Tertuliano, S. Cipriano, S. Optato Milevilano, S. Agustin, S. Efrem, S. Gregorio Niseno, S. Inocencio y S. León.

Sin embargo, se pasa sobre ellas y se dice: la Iglesia dará las llaves a los obispos ¿más quién se las dará a la misma Iglesia? Los mismos Padres nos lo dicen; Jesucristo ha dado las llaves a Pedro, y por él a la Iglesia. No se adelanta nada con recurrirá la Iglesia, si no se presupone el consentimiento de Pedro. No importa; olvidemos por un momento la máxima de Tertuliano, solamente preguntemos cual es esta Iglesia dotada de jurisdicción, esta Iglesia de quien los prelados reciben las llaves? No hay que titubear, son los mismos obispos.


Así se sostienen al mismo tiempo estas dos proposiciones: los pastores no tienen las llaves; los pastores se dan las llaves. Se pone la plenitud de jurisdicción donde se supone la carencia de toda jurisdicción, y por no reconocer los derechos de la Santa Sede, se ultrajan sin conciencia los del buen sentido. Guardemonos de ello; sin embargo, no nos detengamos donde se quiere poner un falso principio. El error es como aquellas plantas parásitas, que suben sin cesar hasta que han llegado a la cúpula del árbol que oprimen y ahogan con sus mortales abrazos. ¿Quién impedirá por ejemplo, que esten- diendo un poco el sistema cuya absurda inconsecuencia acabamos de probar, los sacerdotes no se crean autorizados para instituir sacerdotes y conferirles sus facultades? ¿Por qué han de estar más estrechamente obligados a recibirlos de los obispos, que los obispos para recibirlos del papa?... 

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