Divina Redentora de cautivos:
Redimid al mundo del cautiverio del error,
del pecado y del vicio.
Redimid al mundo del cautiverio del error,
del pecado y del vicio.
Salud de los enfermos:
Concededla completa a todos los que, desde el lecho del dolor,
invoquen vuestra poderosa protección.
Concededla completa a todos los que, desde el lecho del dolor,
invoquen vuestra poderosa protección.
Consuelo de afligidos:
Consolad a los que sufren en sus dolencias del cuerpo y del alma; f
ortalecedlos, para que no desfallezcan
y lleven su cruz resignadamente.
Consolad a los que sufren en sus dolencias del cuerpo y del alma; f
ortalecedlos, para que no desfallezcan
y lleven su cruz resignadamente.
Reina de la paz:
Interceded ante vuestro divino Hijo, Príncipe de la Paz,
a fin de que se extingan los odios, haya concordia entre las familias y las naciones,
y el espíritu de amor domine en todas las almas.
Interceded ante vuestro divino Hijo, Príncipe de la Paz,
a fin de que se extingan los odios, haya concordia entre las familias y las naciones,
y el espíritu de amor domine en todas las almas.
Os pedimos especialmente esta paz, Madre amadísima, para nuestro pueblo, que tanto os ama y venera.
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED EN LA ARGENTINA.
La fiesta de Nuestra Señora de la Merced, o de las Mercedes, se celebra el 24 de septiembre; esta devoción es tan antigua entre los argentinos como el primer albor en tierra americana. Desde el Convento Grande de San Ramón, el baluarte de la provincia mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán, se expandió esta hermosa devoción por toda la extensión del Virreinato del Río de la Plata. Ella es la Patrona y Generala de los Ejércitos argentinos, y fue honrada con especial fervor por los grandes hombres de la patria, y por todas las generaciones argentinas.