VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN FERMÍN, Obispo y Mártir


25 de septiembre del Año del Señor
SAN FERMÍN,
Obispo y Mártir

Ya es hora de despertarnos.
(Romanos, 13, 11).

San Fermín se asoció a los trabajos de San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y, después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287 aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en San Acheul.


ORACIÓN

Dios omnipotente. mirad nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma. y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN LA VIDA DEL HOMBRE ES UN SUEÑO

I. Nuestro sueño no es a menudo sino una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los sufrimientos. ¡Pobre durmíente! despierta, e iluminado por las luces de la gracia y de la fe, verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es. (San Gregorio).

II. Durante el sueño no tememos lo que hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos. no experimentamos ningún espanto. porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni a la muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.

III. Los pecadores no se despiertan, en su mayoría. sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido su sueño y no han encontrado nada en sus manos.

*Así es, queridos hermanos. He aquí la trágica realidad que la inmensa mayoría de los pecadores se niega a creer, de ahí que haya tantos pobres engañados que vivan en una ilusión o ensoñación absurda durante toda su existencia mortal, habiéndose construido una ficción falseada de la vida para no ver la única realidad que hay, a saber, que Dios nos ha dado el ser y la vida para buscarle a Él únicamente mediante la iluminación de la Fe, de modo que nazcamos de lo alto y busquemos los dones celestiales, no dejándonos desviar por los asuntos mundanos y los placeres de la carne, que no son sino peligrosas distracciones que impiden nuestro vuelo hacia las regiones etéreas. En efecto, pues mientras el gran número de personas que pueblan la tierra hoy se afanan por triunfar en la vida profesional y así poder acumular riquezas materiales, buscar una compañera o un compañero con el que casarse y formar una familia -cosas lícitas, por cierto-, tener una buena salud y que no les falte de nada para subsistir en esta vida, sin embargo, no se encuentra ahí la vida eterna, ni la senda angosta pasa por esas veredas tan transitadas por el común de la gente, ya que para entrar en el Cielo es preciso sufrir mucho y hacerse violencia, aceptando la cruz que la Divina Providencia nos ha impuesto a todos y llevándola hasta el final, a imitación del Divino Maestro, sin lo cual no es posible ser discípulo suyo (Mateo 10,38), pues todo el que se acomode al mundo y su falso espíritu y piense que no necesita nada más para ser feliz que hacer lo que hace la aplastante mayoría de las personas, se habrá equivocado lastimosamente, ya que el Hijo de Dios nos enseña que "Quien halla su vida en este mundo, la perderá; y quien pierde su vida por Mí, la hallará” (Mateo 10,39), lo cual significa que quien se complace en esta peregrinación mortal y se arraiga en ella como si fuera la verdadera vida, ese tal, ya habrá tenido aquí “sus bienes” como dijo Jesús al Epulón (Lucas 16, 25) y no le quedará otra vida que esperar, según leemos en los suculentos comentarios de la Biblia de Mons. Straubinger. Pues la Verdad es como una espada, no puede transigir con las conveniencias del mundo. Por eso, los verdaderos discípulos de Jesucristo serán siempre perseguidos. El Señor no envía a sus elegidos para las glorias del mundo, sino para las persecuciones, tal como Él mismo ha sido enviado por su Padre. Que San Fermín nos haga entender esta bendita verdad, para que perdamos cualquier respeto humano cuando se trate de defender nuestra santa Fe Católica, Apostólica y Romana ante todos sus enemigos, visibles u ocultos.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


25 de Septiembre del Año del Señor.
SAN FERMÍN,
Obispo y Mártir
† decapitado hacia el año 287

Ya es hora de despertarnos. (1 Tesalonicences 5)

+ En el castillo de Emaús, el triunfo de san Cleofás, que fue discípulo de Cristo, y de quien es tradición que, en la misma casa donde había dispuesto la mesa al Señor, fue por la confesión del mismo asesinado a manos de los Judíos, y con gloriosa memoria sepultado.
+ En Amiens de Francia, san Fermín, Obispo, el cual, en la persecución de Diocleciano, de orden del Presidente Ricciovaro, al cabo de varios tormentos, cortada la cabeza, alcanzó el martirio.
+ El mismo día, en la vía Claudia, san Herculano, soldado y Mártir, el cual, en el imperio de Antonino, convertido a Cristo por los milagros acaecidos en el martirio de san Alejandro Obispo, después de muchos tormentos, fue por la confesión de la fe pasado a cuchillo.
+ En Damasco, los santos Mártires Paulo y Tatta, su mujer, con sus hijos Sabiniano, Máximo, Rufo y Eugenio; los cuales, acusados de ser Cristianos, fueron atormentados con azotes y otros suplicios, y en medio de los tormentos entregaron sus almas a Dios.
+ En Asia, el suplicio de los santos Bardomiano, Eucarpo y otros veintiséis Mártires.
+ En Lyon de Francia, el tránsito de san Lupo, que de Anacoreta fue consagrado Obispo.
+ En Auxerre, san Anacario, Obispo Confesor.
+ En Blois de Francia, san Solemnio, Obispo de Chartres, esclarecido en milagros.
+ En el mismo día, san Principio, que fue Obispo de Soissons, y hermano de san Remigio Obispo.
+ En Roma, el nacimiento de san Vicente María Strambi, Obispo de Macerata y de Tolentino, religioso de la Congregación de la Cruz y Pasión de Jesús, preclaro por el celo pastoral; al cual S.S. el Papa Pío XII puso entre los Santos.
+ En Anagni, las santas Vírgenes Aurelia y Neomisia.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.