VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN CIPRIANO y SANTA JUSTINA, Mártires

26 de septiembre del Año del Señor

SAN CIPRIANO
de Antioquía,
 
SANTA JUSTINA,
Mártires

Yo me voy, y vosotros me buscaréis,
y moriréis en vuestro pecado.
(Juan, 8, 21).


Santa Justina de Antioquía rehusó casarse con un joven pagano. Fue éste a consultar a un mago célebre, llamado Cipriano, sobre los medios que debía emplear para vencer a la doncella. Cipriano empleó todos los secretos de su arte; pero el demonio le confesó que ningún poder tenía sobre los cristianos. Esta respuesta lo convirtió; hasta llegó a ser obispo de Antioquía. Padeció con Santa Justina garfios de hierro, azotes y pez hirviendo; finalmente fueron decapitados.


ORACIÓN

Haced, Señor, que experimentemos los efectos incesantes de la protección de vuestros bienaventurados mártires Cipriano y Justina, puesto que no cesáis de mirar con bondad a los que favorecéis con tan poderoso socorro. por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN
SOBRE EL APLAZAMIENTO
DE LA CONVERSIÓN

I. No difieras tu conversión de día en día: Dios, que promete perdonar al arrepentido, no ha prometido esperar al pecador que difiere su conversión. La vida es tan incierta que una pronta conversión es absolutamente necesaria; porque de esta conversión depende una eternidad de dicha o de infortunio. El negocio de la salvación es tan importante, que no debe ser dejado para mañana. El día de mañana no pertenece al cristiano. (Tertuliano).

II. Pero aun cuando estuvieras seguro de llegar a extrema vejez, no sería ello razón para diferir hasta entonces tu conversión. En efecto, el cuerpo debilitado por la edad y la enfermedad no buscará sino el descanso, los malos hábitos se habrán convertido en segunda naturaleza; acaso Dios retire las gracias que hoy menosprecias. Sin duda que el perdón está prometido al que se arrepiente; ¿pero pretenderás hacer entonces penitencia?

III. Esperas para convertirte el momento de tu muerte: pero ¿quién te ha dicho que no morirás de muerte repentina e imprevista? ¿Quién te ha asegurado que conservarás el uso de tu razón? Suponte que goces en ese supremo momento del pleno uso de tus facultades, ¿qué clase de penitencia es la que consiste en dejar el pecado cuando ya no se lo puede cometer? Imita a aquel cortesano que, después de haber leído la vida de San Antonio, dijo a uno de sus amigos: "Voy a servir a Dios; ahora mismo comienzo y en este lugar; si no quieres imitarme, por lo menos no te opongas a mi resolución".

*Así es, mis amados hermanos. Debemos temer mucho que Dios no corte el hilo de nuestra vida y no tengamos tiempo de arrepentirnos y hacer penitencia por nuestros pecados. La inmensa mayoría de la gente vive en la apostasía total, en el olvido y casi el desprecio más absoluto de Dios, como si Él no existiera ni contara para nada, y si acaso existe, esos desgraciados piensan que no le interesan nuestros asuntos, por lo que no hay que pensar en Él ni preocuparse por vivir conforme a Su santa Ley. La tierra es hoy el lugar más inhóspito y difícil para quienes buscamos amar a Dios por encima de todo y cumplir Su Divina Voluntad, pues no sólo estamos abandonados y sin apenas hermanos con los que compartir nuestra bendita Fe Católica, sino que la Iglesia, la Esposa Santa e Inmaculada de Cristo Nuestro Señor, ha sido eclipsada y como borrada de la faz del orbe por una infame prostituta gestada por el mismísimo Anticristo a la clausura del falso concilio convocado por ese infame hijo de Satanás, con el cual venció a los santos y arrastró al mundo entero a la más negra apostasía. Por si fuera poco, tenemos una legión de falsos cristos aparecidos tras la descomposición y desintegración visible del Cuerpo Místico, los cuales son individuos arrogantes e hipócritas cuya única motivación es la gloria para ellos solos, a expensas de las pobres almas desorientadas que no saben adónde deben acudir, engañándolas con sus gravísimos sacrilegios y profanaciones hechos contra la voluntad expresa del último Vicario de Cristo, S.S. Pío XII. Y para coronarlo todo, la gran tribulación espiritual que nos aflige ha producido que la Caridad de la mayoría se haya enfriado, pues casi nadie confía en los demás, y muchos quieren apropiarse egoístamente del fuego sagrado de la verdadera Fe para crear sus propios cismas, sin someterse a la Santa Sede y al Magisterio. De modo que sólo nos queda la humildad y el santo abandono a la Divina Providencia, confesando nuestra pobreza y debilidad ante Dios, para que Él vea nuestro abatimiento y nos envíe el auxilio de lo alto, dándonos las gracias divinas que necesitamos para poder sobrevivir en medio de este desolador panorama. Que San Cipriano y Santa Justina intercedan por nosotros desde lo alto para que no desfallezcamos y alcancemos el final de nuestra carrera en esta vida mortal de la manera más digna y meritoria posible a ojos de Dios Uno y Trino, que es habiendo asegurado la preciada salvación del alma.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


26 de Septiembre del Año del Señor.
SAN CIPRIANO
Y SANTA JUSTINA,
Mártires

Yo me voy, y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. (Juan 8, 21).

+ En Nicomedia, el triunfo de los santos Mártires Cipriano y Justina, Virgen. Justina, en tiempo del Emperador Diocleciano y del Presidente Eutolmio, habiendo padecido mucho por Cristo, convirtió también a la fe Cristiana al mismo Cipriano, que era mago y con sus artes mágicas se esforzaba en trastornarle el juicio, y después padeció con él el martirio. Sus cuerpos, arrojados a las fieras y recogidos de noche por unos marineros Cristianos, fueron llevados a Roma, y más tarde trasladados a la Basílica Constantiniana y colocados cerca del Baptisterio.
+ En Roma, san Calístrato, Mártir, con otros cuarenta y nueve soldados, los cuales en la persecución de Diocleciano, habiendo visto que Calístrato, cosido en un saco de cuero y arrojado al mar, con el auxilio de Dios había salido incólume, convirtiéronse a Cristo, y juntamente con él padecieron el martirio.
+ En Bolonia, san Eusebio, Obispo y Confesor.
+ En Brescia, san Vigilio, Obispo.
+ En territorio de Frascati, san Nilo, Abad, que fue Fundador del monasterio de Grotaferrata y varón de gran santidad.
+ En Tiferno de Umbría, san Amancio, Presbítero, esclarecido con el don de milagros.
+ En Albano, san Senador.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

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