«Para la unidad de la Iglesia es necesario que todos los fieles convengan ú concuerden en la fe. Sucede algunas veces, que se suscitan cuestiones acerca de las cosas de fe, de donde es fácil inferir que en la Iglesia se introduciría la división por razón de la diversidad de sentencias ú opiniones, si no fuera conservada en la unidad por medio de la sentencia de uno. Luego para conservar la unidad de la Iglesia es preciso que haya uno que presida a toda la Iglesia. Siendo , pues, evidente que Jesucristo no falta en las cosas necesarias a su Iglesia, a la que amó y por la que derramó su sangre, no cabe dudar de que, según la ordenación de Cristo, hay uno que preside a toda la Iglesia...
Por lo mismo que Jesucristo había de privar a la Iglesia de su presencia corporal, fue necesario que diera comisión a alguno para que en su nombre cuidara ó gobernara la Iglesia universal. Por eso dijo a san Pedro antes de la ascensión: apacienta mis ovejas; y antes de la pasión: tú confirma da tus hermanos; y al mismo solo prometió: te daré las llaves del reino de los cielos; con lo cual dio a entender que la potestad de las llaves se derivaría de él a los demás, con el fin de conservar la unidad de la Iglesia.»
Fray Ceferino
1870
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