del 9 de septiembre de 1875
al Congreso Católico de Florencia.
https://archive.org/details/2-breves-de-1875-uno-sobre-catolicismo-liberal
"Rechazad, por tanto, las funestísimas asechanzas del Catolicismo-liberal"
"Rechazad, por tanto, las funestísimas asechanzas del Catolicismo-liberal"
Al morir Clemente II, Benedicto IX pretendió nuevamente la sede papal y con la ayuda de los Tusculanos se entrometió en ella por espacio de ocho meses. Los romanos no quisieron condescender, y pidieron al emperador el nombramiento de Alinardo, obispo de Lyón: mas el emperador nombró a Poppo, obispo de Brixen, que tomó el nombre de Dámaso II. Conducido a Roma por Bonifacio, marqués de Toscana, por orden del emperador, Dámaso fue bien acogido del pueblo romano; mas 23 días después murió en Preneste. fue sepultado en San Lorenzo extra-muros.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945
Suigder de Maresleve, obispo de Bamberg y canciller del emperador Enrique III, fue escogido por éste para suceder a Gregorio VI. Con él se abre el período de la liberación de la Iglesia.
En un pontificado de menos de un año, atendió con gran energía a restablecer el orden público y a corregir los desórdenes del clero; decretó penas contra los simoníacos, aunque de poca severidad, y que en su misma blandura indican la profundidad del mal y la dificultad de ponerle remedio.
Terminó la cuestión de la preeminencia que existía desde largo tiempo entre las sedes de Rávena, Milán y Aquileya, decidiendose a favor del obispo ravenés.
Concedió numerosos privilegios al monasterio de Fulda y a los arzobispos de Brema y Salerno.
Tuvo por consejero a San Pedro Damián.
Consagró emperador a Enrique III y a su consorte Inés. Acompañó a Enrique en su viaje por la Italia meridional y luego por Alemania. Murió durante el regreso, en Pesaro, y fue sepultado en Bamberg.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945
Para comprender todas las ruinas amontonadas liberales, basta con leer las cartas 43 y 44 del P. Gautrelet. Por ellas se verá, que todos los corifeos de la revolución de 1830 eran francmasones, y que todos se gloriaban de pertenecer a la opinión liberal. M. Eckert refiere, que los jefes de la revolución de 1848 eran jefes de las lógias parisienses (1).
La carta 40 contiene una circular de la Venta suprema a todas las Ventas subordinadas suyas, que merece llamar la atención, atendido a que en ella se indica el medio de dominar a la Iglesia.
«Lo que nosotros debemos pedir, lo que debemos buscar y aguardar, del mismo modo que los judíos aguardan al Mesías, es un Papa, que quiera atender a nuestras necesidades; pues bien, para asegurarnos un Papa, que reúna las condiciones requeridas, hay que prepararle, desde luego, una generación digna del reinado que apetecemos. En suma, para transformar al clero, la acción debe.ser lenta, prudente, paciente, sin exageración; es preciso sobre todo seducir y no espantar: infundir en el espíritu de los jóvenes sacerdotes la doctrina liberal en dosis infinitesimales; disfrazarla bajo las apariencias del patriotismo, que exalta a las almas generosas. Entonces, poco a poco, el catolicismo acabará por transigir con la revolución (2).»
No cabe la menor duda, que las promesas hechas a la Iglesia por su divino Fundador, harán siempre abortar ese plan satánico; empero, no siendo esas promesas aplicables a cada fiel en particular debemos desconfiar del virus liberal, como del veneno más sutil.
Así es, que el R. P. Ramière tuvo mil veces razón, cuando en el Messager du Cœur de Jesus, se expresaba en estos términos: El liberalismo católico «es una peste perniciosísima.»
(1) En 1848 me hallaba en París, y si bien entonces era yo casi niño, la Providencia me proporcionó los medios de conocer el importante papel que representó la Masonería en la revolución de febrero. Los ciudadanos Ledru-Rollin, Flocon, Alberto y Cremieux la representaban ostensiblemente; los verdaderos jefes, empero, no se mostraron, conforme a los hábitos inveterados de la secta. Luis Felipe, no obstante de ser francmason, fue derribado por la Masoneria. En la noche del 27 6 28 de febrero -no recuerdo exactamente la fecha- hallándome en el Hôtel-de-Ville (Casa consistorial), donde se estableció el nuevo Gobierno, vi en una de sus salas a un hombre con blusa, ya borracho, pero que continuaba bebiendo. Pregunté yo, entonces, qué hacía allí aquel zamborotudo, en el palacio de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad. Y me respondió la persona a la cual me dirigí casualmente: Bajad la voz: es uno de Jos jefes de la Masonería, y a quien se debe la victoria »>-Regla general: cuando los francmasones llegan al poder, las Logias se dividen en dos campos, el campo de los estómagos satisfechos, y el de los estómagos vacíos. Los últimos conspiran contra los primeros y hasta los asesinan, si es necesario. En seguida ocupan el lugar de éstos; más vienen otros estómagos vacíos, que los derriban a su vez y así sucesivamente, sin llegar nunca al fin. Los profanos (como nos llaman los sectarios) nada comprenden de lo que están viendo aterrorizados; pero subyugados por los seudo-principios de la secta y por el espejo del mundo moderno, dejan hacer, y no aciertan a tomar ninguna resolucion digna del mundo cristiano, que es el mundo eterno.
J. E. de C.
(2) Este programa -difundido en italia por una circular de José Mazzini- fue desarrollado y practicado en 1846, después de la muerte del papa Gregorio XVI. A este propósito, el apóstol italiano del Carbonarismo había reunido toda su corte en 1854 en Suiza; y allí fundó la Jóven Europa, de acuerdo con los representantes de la Masonería francesa, italiana, alemana y polaca: habia preparado los espiritus para la monstruosa guerra contra el Sonderbund, primer ensayo de las fuerzas sectarias, despues de la revolucion de 1850. Luis Felipe, que conocía perfectamente a la secta, apercibió el peligro, y quiso acudir en auxilio del derecho y de la justicia, representadas por los cantones separados; mas la cobardía de Metternich, que se denegó à secundarle, no le permitió efectuar su designio La victoria de los cuerpos francos contra el Sonderbund fue la señal del trastorno universal de Europa. En 1848, la secta salió de sus Logias, y tomó posesión del mundo: el mismo Mazzini lo anunció en una carta à Gioberti, cuyo resumen es el siguiente: Ya no tenemos necesidad de símbolos ni de alegorías: ha llegado la hora de arrojar la máscara, y marchar vía recta a nuestro objeto: apoderémonos de los tronos, subamos al Capitolio, hollemos con nuestros piés la cruz y las coronas; que desaparezca el culto de Cristo, y ceda el lugar al culto del demonio.
J. E. de C.
Juan Graziano, arcipreste de la basílica de Letrán, hombre santo y docto, fue elegido papa con el nombre de Gregorio VI.
Su elección se celebró según los cánones y sin simonía alguna, ya que no compró con dinero el pontificado, sino que con el oro obtuvo la abdicación de Benedicto IX para redimir a la iglesia de la tiranía y del oprobio.
Como quiera que fuese, no existe duda alguna de que obró de buena fe y con intenciones dignas de elogio; fue alabado por el austero San Pedro Damián, y tomó como secretario al monje.
Hildebrando, que fue más tarde Gregorio VII. Gobernó con celo y virtud; con su energía frenó el bandidaje y redujo a los invasores de las propiedades eclesiásticas; sufrió molestias por parte de los antipapas Silvestre III y Benedicto IX. Fue al encuentro de Enrique III, que había llegado a Italia para arreglar las cosas del reino; encontróse con él en Plasencia y juntos continuaron el viaje hasta Sutri, donde se reunió un concilio. En él fueron condenados Silvestre III (que fue luego encerrado en un monasterio) y Benedicto IX. En aquel concilio, Gregorio se dejó convencer por el emperador de que era conveniente su abdicación, y espontáneamente la presentó. En 1047, acompañado de Hildebrando, marchó a Colonia, donde murió a fines de aquel mismo año.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945