ADRIANO IV (1154-1159)
NICOLÁS DE BREAKSPEARE
Es el único papa inglés. Nació en Langley, cerca de San Albano. Hallándose solo en el mundo, por haberse retirado su padre a un convento, viajó por Francia y fue acogido en el monasterio de San Rufo, cerca de Aviñón, del que fue hecho abad en 1137. Creado cardenal y obispo de Albano por Eugenio II, fue legado pontificio en Dinamarca y Noruega.
Al ser elegido papa, tuvo que luchar contra los romanos, infatuados por las predicaciones de Arnaldo de Brescia, viéndose obligado a lanzar el interdicto contra Roma. El duro castigo infligido por primera vez a la ciudad, hizo entrar en razón al pueblo, que, después de pedir perdón, expulsó a Arnaldo de la ciudad.
Mientras tanto, había llegado a Italia Federico Barbarroja, sucesor de Conrado III, quien después de haber saqueado el territorio milanés, abrasado Chieri, destruído Tortona y de haberse hecho coronar en Pavía, llegó a Roma. Después de apoderarse de Arnaldo, le condenó al patíbulo y quemó su cadáver; luego invitó al papa a ceñirle la corona imperial (1155). Sin embargo, como pronto demostró su mala intención, surgieron tumultos entre el pueblo, hasta que regresó a Alemania, donde algunos de sus vasallos se le habían rebelado. Entretanto, Adriano fue obligado por las circunstancias a firmar la paz con Guillermo de Sicilia, a quien había excomulgado por haber invadido los territorios de la Iglesia; las condiciones fueron duras para el papa y favorables para los normandos. Esto disgustó a Federico Barbarroja, quien pensaba extender su dominación por la Italia meridional. Empezó, pues, la lucha entre el pontífice y el emperador; este último, aconsejado pérfidamente, incluso por los mismos cardenales, quiso hacer revivir las antiguas investiduras, y procuró por todos los medios perturbar las relaciones con Roma, prohibiendo e impidiendo a los obispos ir a la ciudad eterna. La lucha se hizo más dura primeramente por una falsa y deliberada interpretación de una carta de Adriano al Emperador, y luego, por las exorbitantes pretensiones que Federico manifestó en la dieta de Roncaglia (1158), que vulneraban los derechos espirituales y temporales de la Iglesia. Adriano no cedió y concertó alianzas en Anagni con Milán, Brescia y Plasencia. Por desgracia murió poco después (1 de septiembre de 1159), dejando sin terminar la lucha, que fue continuada por su sucesor con feliz resultado.
No descuidó los intereses de la Iglesia, y trató de reinstaurar los antiguos vínculos con la Iglesia de Constantinopla.
"Adriano fue hombre prudente, de ideas prácticas y de indómito temple, como suelen ser los anglosajones." (Gregorovius).
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945