Fulton J. Sheen
Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Nueva York
Nuestro Señor nos dice que el Anticristo será tan parecido a Él que engañaría aun a los escogidos –y ciertamente ninguna imagen del diablo como se le ha visto en libros jamás podría engañar aun a los escogidos.
El Anticristo no será llamado así; de lo contrario, no tendría seguidores. Él no va a usar medias rojas, ni vomitar azufre, ni a llevar un tridente, ni agitar una cola con forma de flecha como Mefistófeles en el Fausto.
Esta mascarada ha ayudado a convencer a los hombres que él diablo no existe. Cuando nadie lo reconoce, más poder ejerce. Dios se ha definido a si mismo como «Yo soy el que es» , y el diablo como «yo soy el que no es.
En ninguna parte de la Sagrada Escritura hallamos justificado el mito popular de que el diablo es un bufón que se viste principalmente de «rojo». Más bien se le describe como un ángel caído del cielo, como «el príncipe de este mundo», cuya misión es que nos diga que no hay otro mundo. Su lógica es simple: si no hay cielo no hay infierno , y si no hay infierno, entonces no hay pecado, y si no hay pecado , entonces no hay ningún juez, y si no hay juicio entonces el mal es bueno y lo bueno es malo. Pero por encima de todas estas descripciones, Nuestro Señor nos dice que va a ser tan parecido a sí mismo que engañaría aun a los escogidos– y ciertamente ninguna imagen del diablo visto en libros jamás podría engañar aun a los escogidos . ¿Entonces cómo va a entrar en esta nueva era para ganar adeptos a su religión?
...él vendrá disfrazado como un gran humanitario; él hablará de paz , de prosperidad y de abundancia no como medios para llevarnos a Dios, sino como fines en sí mismos. . . .
. . . La tercera tentación en la cual Satanás tentó a Cristo para adorarlo y que todos los reinos de la tierra serían suyos, se convertirá en la tentación de tener una nueva religión sin una cruz , una liturgia sin un mundo por venir, una religión para destruir la religión, o una política que es una religión – una que hace que se le dé al César, incluso las cosas que son de Dios.
En medio de todo su amor aparente para la humanidad y su verborrea de la libertad y la igualdad, tendrá un gran secreto que él le dirá a nadie: él no va a creer en Dios. Debido a que su religión será la hermandad sin la paternidad de Dios, va a engañar aun a los escogidos. Él creará una anti-iglesia que será el mono de la Iglesia, porque él, el diablo, es el mono de Dios. Contará con todas las notas y características de la Iglesia, pero a la inversa y vaciado de su contenido divino. Será un cuerpo místico del anticristo que en todas las cosas externas se parecerá al cuerpo místico de Cristo. . .
P. Fulton J. Sheen, el comunismo y la conciencia de Occidente
[ Bobbs – Merril , Indianapolis, 1948 ] , pp 24-25.
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