Mons. Louis Gaston de Ségur
LA SECTA CATÓLICO-LIBERAL
1875
Lo malo es el espíritu de independencia y de rebelión que con esto fermenta en sus cabezas y que les hace simpáticas, sin saber por qué, las que se llaman «modernas libertades,»
- « la separación de la Iglesia y del Estado,»
- «la libertad de la prensa, la libertad de la tribuna,»
- «la libertad de la herejía y del error, »
y en general todos los principios de falso tolerantismo que la Santa Sede condenó ya en 1790 al ser proclamados, y que anatematizó de nuevo en 1830 como peligrosos delirios: deliramentum (Encíclica Mirari vos de Gregorio XVI.).
Hé aquí lo que un atento análisis descubre en el sentimiento católico-liberal que trastorna hoy las cabezas a tantos jóvenes.
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Según la Iglesia, la autoridad es el poder activo establecido por Dios para hacer respetar y ejecutar la ley.
Según el catolicismo liberal, la autoridad es el poder pasivo que debe amparar con igual protección a la fe y a la herejía, a la verdad y al error, al bien y al mal; de suerte que con tal que no resulte perturbado el orden material no le toca a él tomar partido a favor de Dios contra Satanás.
Según la Iglesia, la libertad es el poder otorgado a todos y a cada uno de seguir sin trabas la voluntad de Dios y cumplir sus deberes.
Según el catolicismo liberal, la libertad es la facultad concedida a todos y a cada uno de obrar el mal ó el bien con tal que no perturbe el orden público.