S.S.Pío XII
BENIGNITAS ET HUMANITAS
24 de diciembre de 1944
El tema central de este destacado radiomensaje es el problema de la democracia, considerado desde el punto de vista primordial del hombre. No son las estructuras constitucionales concretas—variables y particulares en cada pueblo—las que atraen la atención del documento. Su primer plano está ocupado por la persona humana, que semper et ubique es fundamentalmente la misma.
24 de diciembre de 1944
El tema central de este destacado radiomensaje es el problema de la democracia, considerado desde el punto de vista primordial del hombre. No son las estructuras constitucionales concretas—variables y particulares en cada pueblo—las que atraen la atención del documento. Su primer plano está ocupado por la persona humana, que semper et ubique es fundamentalmente la misma.
Si el porvenir está reservado a la democracia,
una parte esencial de su realización deberá corresponder
a la religión de Cristo y a la Iglesia.
una parte esencial de su realización deberá corresponder
a la religión de Cristo y a la Iglesia.
La Iglesia tiene la misión de proclamar al mundo,ansioso de mejores y más perfectas formas de democracia,el mensaje más alto y más necesario que pueda existir : la dignidad del hombre y la vocación a la filiación divina.
Si el porvenir está reservado a la democracia, una parte esencial de su realización deberá corresponder a la religión de Cristo y a la Iglesia,mensajera de la palabra del Redentor y continuadora de su misión salvadora.
Ella de hecho enseña y defiende la verdad, comunica las fuerzas sobrenaturales de la gracia, para actuar el orden de los seres y de su finalidad, establecido por Dios, último fundamento y norma directiva de toda democracia.
Por el mero hecho de su existencia, la Iglesia se yergue frente al mundo, como faro resplandeciente, que recuerda constantemente este orden divino. Su historia es un claro reflejo de su misión providencial. Las luchas, que, constreñida por el abuso de la fuerza, ha debido combatir en defensa de la libertad recibida de Dios, fueron, al mismo tiempo, batallas por la verdadera libertad del hombre.
La Iglesia tiene la misión de proclamar al mundo, ansioso de mejores y más perfectas formas de democracia, el mensaje más alto y más necesario que pueda existir : la dignidad del hombre y la vocación a la filiación divina. Es el grito potente que desde la cuna de Belén resuena hasta los últimos confines de la tierra en los oídos de los hombres, en un tiempo, en que esta dignidad ha sufrido mayores humillaciones.
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