VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. PASCUAL II, PAPA Nº 160

PASCUAL II (1099-1118)

Raniero Rainieri de Bleda (Toscana), monje de Cluny, fue creado cardenal por Gregorio VII, quien lo tenía en gran estima; Urbano II lo envió a España como legado pontificio. A pesar de su resistencia, fue obligado por el clero y el pueblo romano a aceptar el pontificado; fue consagrado en San Pedro el 13 de agosto de 1099. 

Bajo su mandato recrudecieron las luchas entre la Iglesia y el imperio, y su pontificado fue muy agitado. 

Primero tuvo que luchar contra los antipapas Clemente III, Teodorico, Alberto y Magninulfo (Silvestre III); luego con los señores de Roma, incluídos los Corsi y los Colonna. Pero la lucha más grave fue con el emperador Enrique V. 

Este se rebeló contra su padre, que lo había asociado al imperio, y con el favor y protección de los príncipes y obispos germanos obligó a su padre a abdicar (1105). Al principio se mostró favorable a la Iglesia; pero después, al negarse a renunciar a las investiduras, reanudó con más ensañamiento la cuestión. Pascual se vió obligado a viajar por Francia y Alemania para pedir ayuda. Su vuelta a Italia (1107) fue seguida de la del emperador, que quería ser coronado por él; mas el papa se negó por no querer Enrique suscribir las condiciones puestas. Enrique secuestró al papa y a varios cardenales; lo tuvo prisionero durante sesenta días y lo llevó consigo cuando marchó de Roma. A pesar de las protestas de los romanos no lo libertó sino después de arrancarle, en Sutri, el llamado "Privilegio de las investiduras" (1111). Ya en Roma, y arrepentido de tal concesión (que por muchos fue criticada y por otros justificada), en dos concilios celebrados en 1112 y 1116, condenó el Privilegio, porque había sido conseguido por la violencia. 

En Ceprano dió la investidura de Apulia, Calabria y Sicilia al duque Guillermo II. Tuvo que abandonar Roma varias veces por los diversos tumultos, y sólo pudo volver a entrar en la ciudad pocos días antes de su muerte, que acaeció el 21 de enero de 1118, fue sepultado en Letrán. 

Mientras moría, exhortó a los cardenales a la unión y a resistir a los alemanes, que querían oprimir a la Iglesia. 

En medio de tantas vicisitudes restauró varias basílicas de Roma.

Envió legados a Felipe I, rey de Francia, quien, a pesar de la excomunión de Urbano II, había rechazado definitivamente a su legítima esposa Berta para casarse con Bertrada, y le intimó a que dejase la concubina; Felipe se negó, y los legados respondieron con la excomunión, pronunciada nuevamente en el sínodo de Poitiers. Poco después el rey se sometió, y el papa pudo influir eficazmente en la restauración de las costumbres en la corte francesa.

Ningún monumento conserva en Roma la memoria de este papa, de quien la Historia de España registra el hecho de haber admitido bajo su protección el Condado de Barcelona con el censo anual de treinta maravedises.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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