Suigder de Maresleve, obispo de Bamberg y canciller del emperador Enrique III, fue escogido por éste para suceder a Gregorio VI. Con él se abre el período de la liberación de la Iglesia.
En un pontificado de menos de un año, atendió con gran energía a restablecer el orden público y a corregir los desórdenes del clero; decretó penas contra los simoníacos, aunque de poca severidad, y que en su misma blandura indican la profundidad del mal y la dificultad de ponerle remedio.
Terminó la cuestión de la preeminencia que existía desde largo tiempo entre las sedes de Rávena, Milán y Aquileya, decidiendose a favor del obispo ravenés.
Concedió numerosos privilegios al monasterio de Fulda y a los arzobispos de Brema y Salerno.
Tuvo por consejero a San Pedro Damián.
Consagró emperador a Enrique III y a su consorte Inés. Acompañó a Enrique en su viaje por la Italia meridional y luego por Alemania. Murió durante el regreso, en Pesaro, y fue sepultado en Bamberg.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945