Cuando del Vaticano descienden actos de ese género, como el rayo desciende del cielo, el error al que hieren, la pusilanimidad á la que embaraza, el sofisma al que desconciertan, y el orgullo al que anonadan, se unen para protestar, los unos contra el derecho, los otros contra el uso de ese derecho ; pero Dios no atiende á esas protestas, sino que ratifica visiblemente, en el tiempo fijado , esos decretos siempre injuriados y siempre inquebrantables. ¿Qué son hoy los edictos de los Parlamentos? Una mancha en la historia de esta magistratura. Lo que subsiste es el decreto pontificio que les declaró «vanos, sin fuerza y sin ningún efecto.»