... sin que sea lícito en ningún caso atentar á la vida del tirano, mucho menos por autoridad privada.Oigamos otra vez bre este punto á Santo Tomás: «Han opinado algunos, que allá tiranía es insoportable, pueden los hombres valerosos atar al tirano, exponiéndose á la muerte por salvar al Pueblo; pero esta opinión es contraria á la doctrina de los Apóstoles, que nos mandan estar sometidos á los príncipes aunque sean díscolos... Sería un peligro para los pueblos y para los gobernantes, que alguno por presunción privada diera atentar contra la vida de los jefes supremos, aún endo tiranos. A estos peligros se exponen los malos con as frecuencia que los buenos; porque para aquellos es tan insoportable el gobierno de un rey como el de un tirano, por aquel motivo que dice Salomón: «El rey sábio disipa los impíos.» De donde amenazaría á los pueblos más bien el peligro de perder un rey bueno, que de verse libres de un tirano. En su consecuencia el remedio contra la crueldad de los tiranos no se ha de buscar en la presunción privada de algunos, sino en la autoridad pública.»
Esta doctrina acerca del tiranicidio, es la de toda la Iglesia Católica.
La Iglesia, al condenar este error, prestó un señalado beneficio á la sociedad.