Claude Fleury
Cisterciense, preceptor de los nietos de Luis XIV e hijos de Luis XV, confesor de Luis XV
Sospechoso de jansenismo.
«Viendo Bonifacio VIII que Felipe el Hermoso ultrajaba a la Sede Apostólica, desdeñándose de reconocer su autoridad, rechazando sus correcciones y constituyéndose juez en causa propia para arrogarse los derechos del sacerdocio, disponer á su libre antojo de los eclesiásticos y de sus bienes, conferir las dignidades espirituales y hacer más que el Papa en su propio reino, Bonifacio VIII, repito, resolvió hacer uso de remedios más eficaces. Cuando se trata de la observancia de los cánones y disposiciones eclesiásticas, el poder de los Papas, es absoluto y superior a todo. Pues bien, de esto se trataba precisamente en las cuestiones con Felipe el Hermoso. El Sumo Pontífice expidió en su consecuencia varias bulas, una de ellas dirigida á todos los arzobispos, obispos, cabildos y doctores de Francia, convocándolos para la celebración de un concilio en Roma con el objeto de acordar con ellos, que no podían ser sospechosos al rey, lo conveniente para la reforma del monarca y del reino, para la corrección de los desórdenes pasados y para el buen gobierno en el porvenir. Y como Felipe V tomaba por pretexto los privilegios apostólicos para pisotear los derechos de la Iglesia, el Sumo Pontífice expidió otra bula suspendiendo todos los privilegios, gracias y concesiones otorgadas por la Santa Sede á los reyes de Francia, y al propio tiempo dirigió al rey la célebre carta que empieza con estas palabras: Ausculta, fili carissime.»
He aquí cómo resume este documento el célebre historiador Fleury, poco sos- pechoso sin duda de parcialidad en favor de los Papas.
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Felipe el Hermoso y S.S. Bonifacio VIII
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Roma y sus enemigos.
Ataliano de Mora
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