Cardenal Pecci
(Ulteriormente S.S.León XIII)
Y lo mismo ocurre en lo que concierne al poder de jurisdicción. Sin un centro de unidad, sin un juez, sin un supremo moderador no habría podido obtenerse ni ser mantenida la unidad de creencia ni la de gobierno. He aquí porque, a pesar de que Cristo confiara a cada uno de los apóstoles la misión de predicar el Evangelio por todas las naciones, sin embargo fué a Pedro solamente a quien confió el poder de apacentar las ovejas y los corderos, es decir, a los pueblos y a los pastores: Pasce oves meas, pasce agnos meos; y a él solamente confió las llaves de reino de los cielos; a él sólo proclamó la piedra angular de la Iglesia el primer pastor de su rebaño.