VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

Instrucción espiritual sobre LOS ESCRÚPULOS (VII)


Dom Innocent Le Masson

CAPÍTULO II

REMEDIOS REMOTOS.

Consisten en eliminar todos estos accidentes o circunstancias que acabamos de enumerar; y para ello hay dedicarse a formar hábitos que sean contrarios y mantenerse firme en los conocimientos que se les oponen, los cuales, siendo extraídos de la verdad correcta, son muy diferentes de aquellos que la mente se forma por sus propias concepciones, al mirar las cosas a través del engañoso prisma del escrúpulo.

Pero para que os quede claro, debemos mostraros cómo el hombre de buena conciencia, que quiere ser enteramente de Dios, entiende las cosas y cómo se comporta en ellas, y también de qué manera los imagina el escrupuloso y cómo se gobierna allí. Por tanto, examinemos en detalle estas diversas circunstancias.


PRIMER ARTÍCULO

La idea que tenemos de Dios.

La persona escrupulosa se forma la idea de un Dios que sólo tiene dolor y severidad, que roba las palabras de su boca para convertirlas en motivo de riña y castigo, que se parece a los mercaderes apegados tan fuertemente a sus intereses que no darían sin cédula o escritura por cinco soles de mercadería, y que haría que un cliente honrado regresara más de una legua, para traerles otro cuarto de corona, porque le faltaba el peso de aquél que le ha dado el valor de dos cuartos.

El escrupuloso todavía imagina un Dios que sólo busca oportunidades para golpear y castigar, o que se parece al cazador, escondido detrás de un arbusto, con su arcabuz vendado, dispuesto a disparar contra lo que se le presente, o bien, finalmente, que se parece a un maestro triste y severo, que no quiere excusar nada de un pobre criado recién llegado del campo, pero que le gustaría que de repente fuera perfecto, y por el más mínimo error o por alguna reverencia mal hecha tendría enseguida los insultos y las amenazas en la boca y la mano levantada para golpear. Ésta es más o menos la idea que los escrupulosos tienen de Dios. Ciertamente, un hombre que se enorgullece de su honor y de cierta cortesía se sentiría muy descontento si alguien tuviera una opinión similar de él; con mayor razón es fácil comprender cuán desagradable es tal idea para Dios. Pero ¿qué le sucede al escrupuloso? Él mismo cae en los viles sentimientos de un esclavo que sólo sirve a su amo cuando está bajo sus ojos, que no hace más que mal, que sólo busca escapar; y así, el escrupuloso se pone en situación de causar tanto disgusto a la noble naturaleza de Dios y a su corazón generoso, que se convierte en una carga abrumadora para sí mismo.


Continuará...