VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

MEDITACIONES DE SANTO TOMÁS DE AQUINO (XIV)

 

Santo Tomás de Aquino

TERCER PUNTO

Finalmente, si los pecados veniales no nos sorprenden en sí mismos, ¿no debería hacernos temblar el fin al que nos llevan? Santo Tomás lo demuestra (1): los pecados veniales llevan a caídas pesadas, pueden precipitarnos al abismo más profundo, a la última de las desgracias. ¿No nos advierte el Sabio que quien desprecia, quien descuida las pequeñas faltas, caerá en otras mayores (2)? En efecto, todo pecado venial, por leve que parezca, aumenta el ardor de nuestra codicia natural por las cosas terrenales; el ardor de esta codicia disminuye el fervor de la caridad divina (3), y entonces el alma cae en esta peligrosa tibieza, ¡tan terriblemente amenazada de ser rechazada por Dios! Si Judas, al principio, hubiera moderado su codicia, no habría llegado al exceso de vender a su Maestro (4).

¡Pobre de mí! en un naufragio, ¿qué importa si las olas levantadas por la tormenta cubren el barco, o si el agua, entrando poco a poco e imperceptiblemente, hace que se sumerja (5)? ¡Oh ceguera! Si en una casa hay un pequeño incendio, todos corren a apagarlo, por temor a que provoque un incendio enorme: ¡pero no se actúa de esta manera ante el pecado venial! Y, sin embargo, por muy venial y por pequeña que sea, ¿no es una chispa capaz de producir un gran fuego, si no se apaga prontamente(6)?

(1) D. Th. 1-2. Q. 88. A. 3. — (2) Qui spernit modica paulatim decidet. Eccles. 19. 1. — (3) Augmentum cupiditatis, diminutio charitatis. D. Th. 2-2. Q. 24. A. 10. — (4) S. Chrysost. Hom. 82 in. Matth. --- (5) D. Aug. in Joann. Tract 12. in fine. — (6) S. Chrysost. in Ps. 6.

Continuará...


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