Venerable Pedro Eymard
Todo cristiano debe al supremo Jefe de la Iglesia, en todo cuanto se refiere a su misión divina, una obediencia ciega, so pena de hacerse culpable de rebelión o herejía.-"Quien no escucha a la Iglesia, dijo Jesucristo, miradlo como a un pagano y un publicano".
El cristiano debe, pues, una obediencia filial y, ante todo, obediencia civil (sin fuerza ni derecho) a las leyes canónicas, a las bulas, a los decretos, a las decisiones de la santa Iglesia romana, que no son más que la voz, la ley y la enseñanza del Soberano Pontífice.
La obediencia filial va más lejos que la de ley o la de la autoridad; ella interpreta la intención del legislador, sus consejos son órdenes para su corazón; ella no quiere en todos los casos, más que pensar y obrar, como su Padre, en la ley.
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