VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

EL MIEDO AL PAPA (Mons. Gaume) (I)


Mons. Gaume
EL MIEDO AL PAPA o LA PALABRA DE LA SITUACIÓN
por Monseigneur GAUME Protonotario apostólico



PREFACIO

Está divinamente anunciado que llegará un día en que el espíritu de mentira hará que el engaño y la ilusión sean tan seductores, que los mismos elegidos, si fuera posible, serían inducidos al error: ita ut in errorem inducantur, si fieri potest, etiam electi ( Mateo, XXIV, 24).


A la cabeza de estos engaños satánicos, hay uno que se realiza ante nuestros ojos y que, en toda Europa, está provocando multitud de víctimas; ESTE ENGAÑO O ILUSIÓN PODEROSA ES EL MIEDO AL PAPA.


Disiparlo sería el mayor servicio prestado al mundo de hoy, que sólo puede salvarse por el amor del Papa; considerando que el Papa, y sólo el Papa, posee, tanto para las naciones como para los individuos, las palabras de vida eterna: Verba vitæ æternæ habes (Juan, VI, 69).



¿Tiene miedo el mundo?

I
Todo el mundo lo siente, todo el mundo lo dice, todo el mundo lo demuestra: el mundo actual está bajo la influencia del miedo. Como una pesadilla despiadada, este sentimiento pesa sobre toda Europa. Por su generalidad, por su profundidad, por su duración, el miedo actual no tiene análogos en los siglos pasados.


II
El hecho es indiscutible: a pesar de todas las razones externas para tranquilizarse, el mundo tiene miedo. Los encantadores nunca dejan de colmarlo de elogios. “Tu educación es completa”, le dicen, “y vales más que tus predecesores. Rompe tus límites; eres lo suficientemente fuerte como para caminar solo por el camino del progreso. Nunca hubo un siglo más ilustrado que el tuyo, más libre, más próspero. Las agitaciones que experimentas son sólo superficiales. Lejos de quejarte de ellas, debes bendecirlas. Son los dolores que anuncian el nacimiento de una era más brillante que todas las demás. En ningún momento el edificio social se ha apoyado sobre bases más sólidas".


III
A estas falsas seguridades repetidas en todos los tonos, el mundo de hoy responde conjugando, de la mañana a la tarde en las ciudades y en el campo, en las asambleas legislativas, en la Bolsa y en los mostradores, el verbo de la situación: "Tengo miedo - tienes miedo - tiene miedo - tenemos miedo - tenéis miedo - tienen miedo”.


IV
Al mirar lo que hace, él mismo busca tranquilizarse; y no lo logra. Toma ciudades que sabe que son inexpugnables (Sebastopol): y tiene miedo. Con un puñado de soldados, obtuvo brillantes victorias en los confines de Oriente, que hicieron entrar en razón al imperio más grande del mundo (la expedición china): y tuvo miedo. Seis millones de bayonetas velan por su seguridad: y tiene miedo. Con prodigiosa facilidad, doma los elementos, perfora las montañas (Mont Cenis), llena los valles, elimina las distancias: y tiene miedo. Rápido como un rayo, un fuego misterioso, mensajero de sus pensamientos, lo hace viajar tanto por el aire como hacia las profundidades del Océano: y tiene miedo. Sometido a su voluntad, el vapor lo transporta con tal celeridad que en seis semanas puede dar la vuelta al mundo: y tiene miedo.


V
Gracias a los secretos de la naturaleza descubiertos por su genio, multiplica las maravillas de sus artes y su industria. Con sus millones de armas, el comercio abarca a todos los pueblos y crea la fraternidad universal de intereses: y tiene miedo. Se le han descubierto minas de riquezas incalculables, de sus manos fluye oro en abundancia (Is, II, 7); en sus ropas, la seda ha sustituido a la artesanía casera: toda la naturaleza se ha vuelto dependiente de su lujo; su vida se parece al festín de Baltasar: y tiene miedo (Dan, V, 5).


Las naciones tienen miedo de las naciones. Los reyes temen a la gente; la gente tiene miedo de los reyes. Los partidos tienen miedo de los partidos. El patrón tiene miedo del trabajador; el trabajador tiene miedo del jefe. Los pobres tienen miedo de los ricos; los ricos tienen miedo de los pobres. Toda la sociedad tiene miedo de alguien o de algo: miedo del presente, ya no más miedo al futuro. El presente ofrece sólo un punto de apoyo inestable; el futuro es incierto. Llena de esperanza para algunos, de terror para otros, de misterio para todos, es esperado por todos con ansiedad.

Este sentimiento de miedo es demasiado general para ser infundado.


Continuará...

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