Mons. Jean-Joseph Gaume
XIII - ADVERTENCIAS SOLEMNES.
En medio de estas lamentables disposiciones, cuya responsabilidad pesa más sobre quienes menos lo creen, ¿qué hace el Santo Padre?
Humillado, insultado, amenazado en su libertad, tal vez en su vida, se dirige a todos, reyes y pueblos por igual; y, a modo de suprema despedida, les dice estas palabras de Jeremías, verdaderamente escritas para la ocasión: “Aquí estoy en vuestras manos; haz conmigo lo que os plazca. Pero sabed esto bien; si me ultrajáis, si atacáis mi libertad o mi vida, os atraéis todos los rayos del cielo sobre vuestras personas, sobre vuestros reinos y sobre sus habitantes: porque soy verdaderamente el Lugarteniente de Dios, el Órgano de Sus voluntades, el Depositario de Sus derechos”.
¿Lo creerán? Es un tal vez. Lo que no es, es que el mundo pasará; pero las palabras de la Verdad eterna no pasarán. Como sus predecesores, los actuales enemigos del Papado serán destrozados como vasijas de barro y cuando la Revolución haya arrojado su polvo al viento, el Papa, único superviviente de todos los poderes, seguirá repitiendo, entre las ruinas de las cosas humanas, el cántico de su inmortalidad real: Et portæ inferi non prævalebunt.
FIN
*** *** ***
"Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus"
S.S. Pío XII
S.S. Pío XII
Vacantis Apostolicae Sedis
***