Louis Rossel
Impío Comunista de la Comuna de París y destacado defensor del oclocratismo.
Ya Pío IX reprobó en la proposición LX del SYLLABUS la opinión de quienes afirmaban que "la autoridad no es nada más que la suma de número." y LEÓN XIII en sucesivas ocasiones ha explicado en oposición a aquella la doctrina de la Iglesia. "El origen de la autoridad pública hay que ponerlo en Dios y no en la multitud decía en su encíclica Inmortale Dei. y añadía que "bajo el imperio de tales doctrinas, de tal modo han flaqueado los principios, que hoy es ley imprescriptible en derecho político el de poder levantar sediciones, pues prevalece la opinión de que los gobernantes no son más que los delegados encargados de ejecutar la voluntad del pueblo; de donde es necesaria consecuencia que todo puede igualmente cambiar al arbitrio popular y por ende siempre amenaza alguna perturbación."
Con mayor extensión añade más adelante: "Una vez fijado y persuadido de que nadie tiene autoridad sobre el hombre, siguese que la causa eficiente de la armonía y sociedad civil están, no fuera de él; sino en la libre voluntad de los individuos, y que la potestad pública tiene su primer origen en la muchedumbre... De aquí que el poder pertenezca a la mayoría; y que la mayoría del pueblo sea la creadora de todos los derechos y deberes. Mas dejando el juicio de lo bueno y verdadero a la razón humana sola y única, desaparece la distinción propia del bien y del mal. Y en lo público la ley que fija lo que se ha de hacer y omitir dejada al arbitrio de la mayoría, es pendiente que conduce a la tiranía."
Y en su última magnífica encíclica "Parvenu a la 25 anée" verdadera síntesis de todas sus magistrales enseñanzas, el Pontífice LEÓN XIII hace esta maravillosa exposición del origen, errores y funestas consecuencias de las doctrinas oclocráticas: "El orden social y político es puesto en peligro por las nuevas doctrinas, sobre todo por aquellas que asignando a la soberanía un falso origen han corrompido por ello su verdadero concepto. Porque si la autoridad soberana proviene formalmente del consentimiento de la multitud y no de Dios, principio supremo y eterno de omnipotencia, pierde a los ojos de sus súbditos su más augusto carácter, y degenera en una soberanía artificial que se asienta en bases inestables y cambiantes como la voluntad de los hombres de donde se le hace derivar.
En cuanto a las consecuencias de tal error en las leyes, demasiado frecuentemente, en lugar de ser la razón escrita, no expresan mas que el poderío del número y la voluntad predominante de un partido político. Así se acarician los apetitos culpables de las masas y se sueltan las riendas a las pasiones populares, incluso cuando perturban la laboriosa tranquilidad de los ciudadanos, sin perjuicio de recurrir en los casos extremos a represiones violentas donde se ve correr la sangre"
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F. Jesús de Segovia
"La Doctrina Pontificia Frente a la Heterodoxia Contemporánea . "
México 1944
"La Doctrina Pontificia Frente a la Heterodoxia Contemporánea . "
México 1944
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