VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SANTA BIBIANA, Virgen y Mártir

2 de diciembre del Año del Señor
SANTA BIBIANA,
Virgen y Mártir

El mundo está crucificado para mí,
y yo estoy crucificado para el mundo.
(Gálatas, 6, 14).


Bibiana y su hermana Demetria heredaron las virtudes de sus padres Santa Flaviana y San Dafrosio, martirizados por la fe. Apronio, gobernador de Roma, después de haber confiscado sus bienes y tratado en vano de quebrantar su constancia mediante el calabozo y los horrores de la miseria, las hizo comparecer ante él. Demetria confesó generosamente su fe y cayó muerta a sus pies. Bibiana, después de haber resistido a los artificios y, después, a las implacables violencias de una mujer relajada, llamada Rufina, fue, por fin, atada a un pilar y azotada hasta que expiró.


ORACIÓN

Oh Dios, dispensador de todo bien, que habéis reunido en vuestra sierva Bibiana la flor de la virginidad con la palma del martirio, dignaos, por su intercesión, unir nuestros corazones a Vos con los vínculos de la caridad, a fin de que, libres de todo peligro, obtengamos las recompensas eternas. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE EL DESPRECIO DEL MUNDO

I. No ames al mundo, no te dejes prender por sus caricias falaces; halaga a sus partidarios sólo para perderlos. Les presenta miel en copa de oro, pero esta miel está envenenada. El amor de Jesús, por el contrario, comienza por la amargura y termina en la dulcedumbre. Cristiano, has sido creado para el cielo, no olvides tu glorioso destino. ¿Qué haces en el siglo, hermano mío, tú que eres más grande que el mundo? (San Jerónimo).

II. No temas al mundo. El temor tanto como el amor al mundo, desvía del servicio de Dios. El mundo es un insensato, un enemigo de Jesucristo; es imposible darle contento, hagas lo que hicieres. Si tienes un poco de valor, será impotente contra ti; triunfa sólo de los cobardes. Yo no quiero temeros sino a Vos, oh Dios mío; que hable el mundo como quiera, yo temeré tus juicios y no los suyos. No es el mundo, no son sus partidarios los que un día me juzgarán. Vos seréis, Señor, y Vos me juzgaréis no según las máximas del mundo, sino según los preceptos del Evangelio.

III. Hay que despreciar al mundo, pisotearlo; para lograrlo, basta considerar la vanidad de sus promesas y la manera cómo trata, todos los días, a sus más caros favoritos. ¿Qué les da en cambio de los sacrificios que se han impuesto, sino amargas decepciones? El mundo nos grita que nada puede hacer por nosotros; Vos, Señor, prometéis socorrernos; ¡Y he aquí que nosotros dejamos a quien nos sostiene para correr tras quien nos abandona! (San Agustín) .

*En efecto, mis queridos hermanos en Cristo y María Santísima. El desprecio del mundo es el único desprecio legítimo que se nos permite tener a los cristianos, pues es nuestro mayor enemigo ya que nos aleja de Dios hasta llegar al extremo de la apostasía, si Dios lo permitiera. El mundo y sus locos amadores son unos insensatos y unos desgraciados engañados, pues Satanás les ciega el entendimiento y les nubla la voluntad para que no crean en Dios y puedan salvarse, dándoles a cambio unas peligrosas ilusiones basadas en el amor propio y el orgullo que les tienen hipnotizados hasta la hora fatídica de la muerte, cuando ya es demasiado tarde para despertar de tan mortífera ensoñación. Hay algunos tibios e incautos que intentan lo imposible, pues quieren contentar tanto a Dios como al mundo, que es un enemigo declarado de Dios y un esclavo de Satanás, lo cual les lleva a querer estar al tanto de todo cuanto acontece en este mundo de oscuridad espiritual, no queriendo perderse nada de la actualidad banal y profana, pero esto tiene un alto precio, pues en su afán por acomodarse al siglo y a sus corrientes de impiedad, descuidan peligrosamente su progreso en la vida espiritual, que consiste en la negación de nosotros mismos y en adquirir las virtudes cristianas para ser dignos imitadores de Jesucristo. La situación hoy es especialmente dramática para las almas generosas que quisieran entregarse por completo al Dios mediante la vocación a la vida religiosa o sacerdotal, pues tras la muerte del último Vicario de N.S.J.C., S.S. Pío XII, y el consiguiente eclipse de la Santa Madre Iglesia por la pestilente Ramera del Anticristo, parida el triste día del 8-12-1965 con la clausura del funesto Vaticano 2, no es ya posible acudir a ningún lugar sobre la faz de la tierra para refugiarse del mundo y sus mentiras y consagrarse por entero a Dios, por lo que esas almas escogidas están llamadas a un sacrificio supremo, al martirio espiritual que les llevará a sublimar esa vocación y a resistir en el desierto de la sola Fe sobrenatural hasta la Parusía del Hijo de Dios, que no puede estar ya demasiado lejos, o de lo contrario, nadie sobreviviría a esta espantosa gran tribulación espiritual que se ha abatido sobre el orbe entero. Que Santa Bibiana nos obtenga esa constancia y amor por la Fe que nos haga soportarlo todo y morir por Dios, dando testimonio de ello con nuestras vidas calladas y humildes.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


2 de Diciembre del Año del Señor.
SANTA BIBIANA
Virgen y Mártir
n. siglo IV en Roma;
† hacia el año 361

Patrona de epilépticos; personas con problemas mentales; solteras; víctimas de tortura. Protectora contra epilepsia; dolores de cabeza.

El mundo está crucificado para mí, y yo estoy crucificado para el mundo. (Gálatas 6, 14)

+ En Roma, el suplicio de santa Bibiana, Virgen y Mártir, la cual, de orden del sacrílego Emperador Juliano, llamado el Apóstata, fue por su lealtad a Cristo tanto tiempo azotada hasta que entregó su espíritu.
+ En Ímola de Emilia, el tránsito de san Pedro, Obispo de Ravena, Confesor y Doctor de la Iglesia, apellidado Crisólogo, célebre en santidad y doctrina. Su festividad se celebra el 4 de este mes.
+ En Sanchón, isla de la China, el tránsito de san Francisco Javier, Sacerdote de la Compañía de Jesús y Confesor, Apóstol de las Indias, esclarecido por la conversión de los Gentiles, por los dones de Dios y por los milagros; el cual, lleno de méritos y fatigas, descansó en el Señor. El Sumo Pontífice Pío X eligió y declaró a este bienaventurado varón, celestial Patrono de la asociación y de la obra de la Propagación de la Fe; y S.S. el Papa Pío XI le nombró y confirmó especial Patrono de todas las Misiones. Su fiesta, por Disposición de S.S. Alejandro VII, se celebra el día siguiente.
+ En Roma, los santos Mártires Eusebio, Presbítero, Marcelo, Diácono, Hipólito, Máximo, Adria, Paulina, Neón, María, Mariana y Aurelia; todos los cuales, en la persecución de Valeriano, de orden del Juez Secundiano consumaron el martirio.
+ En Roma también, san Ponciano, Mártir, con otros cuatro.
+ En África, el triunfo de los santos Mártires Severo, Seguro, Jenaro y Victorino, que fueron allí coronados con el martirio.
+ En Aquilea, san Cromacio, Obispo y Confesor.
+ En Verona, san Lupo, Obispo y Confesor.
+ En Edesa de Siria, san Nonno, Obispo, por cuyas oraciones se convirtió a Cristo Pelagia la Penitente.
+ En Tróade de Frigia, san Silvano, Obispo, famoso en milagros.
+ En Brescia, san Evasio, Obispo.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

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