VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. PÍO II, PAPA Nº 210

PÍO II (1458-1464)
ENEA SILVIO PICCOLOMINI


El 29 de agosto de 1458 Enea Silvio sucedía a Calixto III. Nació en Corsignano, de una familia noble pero decaída; frecuentó las Universidades de Sena y Florencia. De agudísimo ingenio y ferviente estudioso de los clásicos, fue poeta y buen orador: son testimonio de ello sus escritos juveniles, que más tarde repudió y ordenó que fueran destruídos. Fué primero secretario del cardenal Albergati, y después de adherirse a la causa del antipapa Felix V, pasó a la corte de Federico III. Durante su estancia en Roma como embajador de Federico cerca de Eugenio IV, reformó completamente su vida y decidió hacerse eclesiástico. No fué una conversión fingida; fué nombrado obispo de Trieste, luego de Sena, y Calixto III le creó cardenal, siendo elegido papa a los 53 años.

Su gran aspiración fué, como la de su predecesor, salvar a Europa de los musulmanes, y en 1459 convocó una asamblea de príncipes en Mantua; mas tuvo una gran decepción, pues sólo asistieron a ella algunos italianos, pocos franceses, y poquísimos alemanes. No decayó por eso su ánimo, y en el congreso habló de la paz entre los príncipes cristianos y de la Cruzada. Antes de cerrar el congreso publicó una bula (18) de enero de 1450) en defensa de la autoridad pontificia, prohibiendo, bajo pena de excomunión, apelar al concilio sobre las decisiones que hubiese tomado el papa, defendiendo así la genuina constitución monárquica de la Iglesia. Con eso desmentía las teorías del concilio de Basilea defendidas por él, y, desmintiéndose a sí mismo, decía: "Desoid a Eneas... escuchad a Pio." 

Los motines republicanos que se produjeron en Roma para la sucesión del trono de Nápoles, le obligaron a volver enseguida a la ciudad, donde recibió algunas cartas de Luis XI, rey de Francia, en las que, hipócritamente, era abolida la Pragmática Sanción, con la condición de que el papa favoreciese los intereses de Francia sobre el trono napolitano. 

Entre las mil dificultades que surgieron tanto en Alemania como en Bohemia, concibió la magnánima idea de convertir a Mahomet II, a quien escribió una carta y un tratado sobre la belleza de la fe cristiana; pero no surtió ningún efecto; por el contrario, Mahomet invadió Bosnia y amenazó la Herzegovina. 

Entonces decidió ponerse él mismo al frente de la Cruzada; hizo una vigorosa apelación a los pueblos y a los príncipes, y pareció que Europa se conmoviese: en el mes de junio de 1464, 300.000 hombres estaban prontos para partir. Pío II dejó Roma para embarcarse en Ancona; pero mientras esperaba la flota veneciana, extenuado por la fatiga y la enfermedad murió en Ancona, el 4 de agosto. ¡La Cruzada se desvaneció como un sueño!

En medio de tantos trabajos por la Cruzada, Pío II no descuidó la reforma de la Iglesia, de las órdenes religiosas, del clero y especialmente de la Curia de Roma, sirviéndose de la obra del cardenal Cusano y de Domingo Dominici. 

Canonizó a su gran conciudadana Santa Catalina de Sena.

Pío II, que muere al entrar en Ancona la flota cruzada, es según Reumont el representante de un gran ideal, cualquiera que sea la opinión que se tenga respecto a la insuficiencia de los medios.

Dejó bastantes obras: "Vida de Federico III", "Comentario", "Autobiografia", "Historia de Europa", "Descripción del mundo", muchas cartas y poesías.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


***

EXECRABILIS
Bula sobre la condena a cualquier apelación
a las decisiones papales

***