VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. URBANO VI, PAPA Nº 202

URBANO VI (1378-1389)
BARTOLOMÉ DE PRIGNANO 


Nació en Nápoles, en 1318, y fue elegido papa mientras era arzobispo de Bari.

El pueblo de Roma, contrario a la elección de un papa francés después que Gregorio XI había llevado nuevamente la Santa Sede a aquella ciudad, rodeó tumultuosamente el cónclave pidiendo un papa que fuese romano o al menos italiano. Los cardenales se decidieron apresuradamente por un napolitano, evitando, así, el ceder completamente a la voluntad popular. 

Más Urbano, hombre de mucho saber, de conciencia delicada y enemigo de toda clase de simonía, se atrajo en seguida vivas antipatías por su severidad. Los cardenales se retiraron a Anagni y declararon nula la elección, afirmando que no había sido libre. Reunidos en Fondi el 10 de septiembre, nombraron al antipapa Clemente VII, y así se inició el "gran cisma de Occidente". 

Sólo una parte de las potencias europeas reconoció a Urbano VI, quien se mostró inquieto y violento. Viéndose asediado en Nocera por el rey Carlos, tuvo que huir a Salerno, luego a Sicilia y últimamente a Génova, donde murieron cinco cardenales que estaban encarcelados por pesar sobre ellos la acusación de haber conspirado contra él. 

Quitó el reino de Nápoles a la reina Juana, porque protegia al partido del antipapa, y lo dió a Carlos III, duque de Durazo. Al morir este príncipe, disputó el reino al joven Ladislao; pero mientras se preparaba para nuevas contiendas murió, de una caída (18 de octubre de 1389).

Durante su pontificado murió Santa Catalina de Sena, quien había empleado todos los medios para inducir al papa a moderar su carácter violento. 

A Urbano VI se debe la reducción del Jubileo a 33 años en memoria de Jesucristo, y la institución de la fiesta de la Visitación de María. 

Respecto a la validez de su elección como sumo Pontífice, no se puede poner en duda, porque, si bien hubo tumultos por parte del pueblo, no fue violada la libertad de elección de los cardenales, y hasta los que habían permanecido en Aviñón reconocieron su validez.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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