Mons. Ginisty
Obispo de Verdún.
(Carta Pastoral de Cuaresma)
El apóstol san Pedro fué objeto de la elección divina. Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Por estas palabras el Salvador dió a entender claramente, a san Pedro que él debía ser el fundamento inquebrantable sin el cual la Iglesia no hubiera tenido solidez ni duración, contra las cuales todas las fuerzas del infierno y del mundo deben estrellarse. El le concede todos los poderes divinos que posee y añade: Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo cuanto ligares en la tierra, ligado será en el cielo y todo cuanto desatares en la tierra des- atado será en el cielo. El es el dueño de la cosa o de la plaza fuerte, es quien posee las llaves; es el dueño de las conciencias, es aquel que puede ligar y desligar según su voluntad.
Los textos que acabamos de citar y las sorprendentes comparaciones empleadas por el Salvador, bastan para demostrar claramente que san Pedro fué propuesto para gobernar la Iglesia, como un rey cuyo principal poder consiste en hacer leyes y aplicarlas. Este reinado Jesucristo lo afirmó ante Pilato cuando éste le preguntó: Tú eres rey? Jesús respondió: Tú lo has dicho, yo soy rey porque todas las naciones de la tierra me han sido dadas por mi Padre en herencia...
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