VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

BEATOS ANTONIO IXIDA Y SUS COMPAÑEROS, Mártires


3 de septiembre del Año del Señor
BEATOS ANTONIO IXIDA
Y SUS COMPAÑEROS,
Mártires

Que cada uno examine bien sus propias acciones;
entonces el motivo que tenga para gloriarse lo tendrá
para sí mismo solamente, y no delante de otro.
(Gálatas, 6, 4).

Estos beatos son los últimos, en cuanto a fecha, de los mártires del Japón, beatificados en 1867. Antonio Ixida, japonés, nacido en 1569, entró en la compañía de Jesús a la edad de 20 años. Ordenado sacerdote, se distinguió por su celo y su elocuencia, sobre todo durante la gran persecución que comenzó en 1614. Fue detenido y, después de dos años de prisión, sometido a horribles torturas. Finalmente, pereció en la hoguera con sus compañeros, el 3 de septiembre de 1632.


ORACIÓN

Oh Dios, que nos regocijáis con la solemnidad anual de los bienaventurados mártires Antonio y sus compañeros, concedednos que imitemos la fortaleza demostrada en sus sufrimientos por aquellos cuyo nacimiento al cielo celebramos. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE EL EXAMEN
DE CONCIENCIA

I. Todos los días debes examinar tu conciencia; en este examen, como en espejo fiel, descubrirás todos los defectos de tu alma. Tan escrupulosamente examinas todos los defectos de tu cuerpo para hacerlos desaparecer, o por lo menos para disimularlos ante los ojos de los hombres, ¡y no indagas las imperfecciones que vuelven desagradable tu
alma para toda la corte celestial! Pide al Señor que te ilumine; sean cuales fueren las tinieblas que envuelven a tu alma, Dios, que es luz, las disipará. (Tertuliano).

II. Tu conciencia no debe ser como esos espejos que representan a los objetos más grandes o más chicos de lo que son; debe representarlos fielmente y al natural. No tengas una conciencia laxa, que te represente los más grandes pecados como faltas ligeras; ni seas escrupuloso tampoco. Para evitar estos dos extremos, manifiesta el estado de tu conciencia a un director espiritual sabio y piadoso, y atente a sus avisos.

III. Después de haber consultado al espejo, deben hacerse desaparecer las manchas que él ha señalado. De igual modo corrígete de los pecados que tu conciencia te reprocha, y no imites a esas personas que tiran el espejo porque les acusa su fealdad. Por desagradable que sea el examen de conciencia, hazlo todos los días, y, sobre todo, toma la resolución de evitar en lo futuro las faltas de que te reconoces culpable. ¡Qué espectáculo más triste el ver a los cristianos recaer sin cesar en las faltas que lamentan haber cometido! (Salviano).

*En efecto, mis queridos hermanos. Hoy casi nadie hace examen de conciencia, por eso son muy pocos los que se esfuerzan por corregirse de los pecados que su conciencia les reprocha, porque tienen miedo a humillarse y reconocer su propia miseria. De ahí que haya algunos que proclamen con la boca llena que quieren ser corregidos cuando se equivoquen, pero sin embargo, en cuanto algún hermano les hace ver sus yerros y excesos, se indignan grandemente contra la pobre persona que se atrevió a corregirles y protestan que se les está juzgando injustamente, señal clara e inequívoca de que no son humildes sino soberbios, cuyo desmesurado orgullo les lleva a cometer serias faltas contra la Caridad hacia Dios y el prójimo. De esos falsos humildes que no son sino presuntuosos hipócritas debemos huir como se huye de la peste o la lepra, tras una segunda amonestación con otro hermano como testigo, pues ya han recibido su propia paga en este mundo miserable al querer buscar únicamente la aprobación y el elogio de los demás, rechazando la corrección fraterna tan necesaria para enmendarse de sus propias culpas. Mas nosotros no hagamos como esos fariseos, sino que seamos siempre muy humildes y despreciados, pues precisamente en eso consiste nuestra medida de gloria, en que el mundo y sus esbirros nos menosprecien y calumnien, diciendo toda suerte de iniquidades contra nosotros, y todo porque no somos como ellos ni seguimos el camino ancho y engañoso que sigue la mayoría, camino que ya sabemos nosotros adónde conduce, esto es, al lago de fuego y azufre, a la muerte eterna. Busquemos a Dios mientras se deja encontrar, y de lo demás no nos preocupemos ni lo más mínimo, pues este mundo tiene ya final y fecha de caducidad, y cuando le llegue la terrible hora de rendir cuentas ante el Juez Eterno, comparecerá para su mayor confusión y humillación ante el Dueño absoluto de la vida y la muerte, recibiendo el justo castigo perpetuo por su soberbia obstinación y su rechazo suicida a reconocer a su Autor y Redentor.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


3 de Septiembre del Año del Señor.
SAN PÍO X,
Papa y Confesor
n. 2 de junio de 1835 en Riese (Treviso), Italia;
† 20 de agosto de 1914

"Sufro por Jesucristo hasta estar en cadenas como un criminal, pero la palabra de Dios no está encadenada." (2 Timoteo 2, 9)

+ En Roma, San Pío X, Papa y Confesor, cuyo tránsito se conmemora el 20 de agosto.
+ En Corinto, el triunfo de santa Febe, de quien hace mención el Apóstol san Pablo escribiendo a los Romanos.
+ En Capua, los santos Mártires Aristeo, Obispo, y Antonino, niño.
+ El mismo día, el triunfo de los santos Mártires Aigulfo, Abad de Lerins, y sus Compañeros Monjes, los cuales, después de cortadas las lenguas y, sacados los ojos, fueron degollados.
+ También los santos Mártires Zenón y Caritón, de los cuales el uno fue arrojado en una caldera de plomo derretido y el otro a las llamas de un horno.
+ En Córdoba de España, san Sándalo, Mártir.
+ En Aquilea, las santas Vírgenes y Mártires Eufemia, Dorotea, Tecla y Erasma, las cuales, siendo Emperador Nerón y Presidente Sebasto, al cabo de muchos suplicios, fueron degolladas y sepultadas por san Hermágoras.
+ En Nicomedia, el suplicio de santa Basilisa, Virgen y Mártir, que siendo de nueve años, en la persecución del Emperador Diocleciano, y presidiendo Alejandro, superó por virtud divina los azotes, el fuego y las fieras a que fue condenada, convirtió a la fe de Cristo al mismo Presidente, y por fin, fuera de la ciudad, puesta en oración, entregó el alma a Dios.
+ En Toul de Francia, san Mansueto, Obispo y Confesor.
+ En Milán, la dichosa muerte de san Auxano, Obispo.
+ El mismo día, san Simeón Estilita, el Joven.
+ En Roma, la Traslación de santa Serapia, Virgen y Mártir, que padeció el martirio el 29 de Julio.
+ En Japón, Beatos Antonio Ixida y sus compañeros, Mártires.
+ En Roma también, la Exaltación al Sumo Pontificado del incomparable varón san Gregorio Magno, que, obligado a tomar sobre sí aquella carga, desde más elevado trono ilustró el Orbe con mayores resplandores de santidad.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.