Mons. Henri Louis Bouquet
Nuestro Señor decía al apóstol: Hasta aquí te han llamado Simón, hijo de Juan; desde hoy te llamarás Pedro1; sobre esta roca yo edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno jamás prevalecerán contra ella. Bajo el símbolo de esta roca fundamental aparece claramente dibujada la misión del jefe supremo de la Iglesia, que no será solamente un elemento de su constitución, sino su piedra angular, la roca inquebrantable que soportará todo el edificio. Lo que lo confirma es la aseveración de que las puertas del infierno no prevalecerán contra él, es decir, que ningún poder enemigo podrá derribarlo, según el sentido dado a la palabra puerta en el lenguaje oriental empleado por Jesucristo.
Efectivamente, todos los poderes del mal, durante el curso de los siglos, deben conglomerarse contra el fundamento de la Iglesia y esforzarse para hundirla recurriendo a la violencia o al error. Pero, Nuestro Señor todo lo previno, por esto, dirigiéndose a Pedro rodeado de todos los demás apóstoles, le manifiesta que nada debe temer porque todas las tentativas serán vanas. Simón, Simón, he aquí que Satanás te ha pedido para zarandearte como el trigo, pero yo he rogado por ti a fin de que tu fe no desfallezca y puedas afirmar las de tus hermanos.
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Repertorio Universal del Predicador
Tomo XVIII
Tomo XVIII
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