VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LA CONCIENCIA RECTA ES LA MISMA LEY NATURAL

14, 43.

 Fr. Bernardo Pacheco

¿Estamos obligados a seguir la conciencia recta 
por precepto natural? 

Que sí; porque por precepto natural estamos obligados a conformarnos con la conciencia recta. 
Y se prueba: 
La conciencia recta es la misma ley natural, que dicta lo que debemos hacer, y lo que debemos omitir: luego por precepto natural, impreso en nuestros corazones, estamos obligados a seguir, y conformarnos con la conciencia recta.

La consecuencia es clara: El antecedente enseña S. Thom. 1. 2. q.71. art. 6. ad 4. en estas palabras: ius naturale, quod continetur primo quidem in lege aeterna, secundario vero in naturali iudicatorio rationis humanae : Atqui, el dictamen de la razón es la conciencia: luego la conciencia no es otra cosa que la ley natural, que dicta lo que bic & nunc se ha de obrar, y lo que se ha de omitir.


Suma moral
Tomo 1
Bernardo Pacheco
1766
https://www.google.es/books/edition/Suma_moral_escrita_en_breve_compendio/dhFOgA6rBg0C?hl=es&gbpv=1

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S.S. CLEMENTE IV, PAPA Nº 183



CLEMENTE IV (1265-1268)
GUY LE GROS FULCODIN

Guido Fulcodi nació en San Gilles, a orillas del Ródano. Fue jurista eminente y secretario de San Luis IX; contrajo matrimonio y fué padre de familia. Al quedarse viudo, recibió las órdenes y fué nombrado obispo del Puy, y luego arzobispo de Narbona y cardenal. Fué enviado en misión por Urbano IV, y durante su ausencia fué elegido papa después de una vacante de cinco meses. A su regresó a Italia, disfrazado de fraile por temor a las emboscadas del rey Manfredo, tomó el nombre de Clemente IV. 

Fue su primer pensamiento para los asuntos de Sicilia, que eran los que más de cerca afectaban a la Iglesia. Con la bula del 25 de febrero de 1265 confirmó a Carlos de Anjou el reino de Sicilia, pero con ciertas condiciones de libertad para la Iglesia, que en la misma bula expresa prolijamente. Entonces Carlos partió de Marsella, y acogido por los cardenales, legados del papa que residía en Perusa, entró solemnemente en Roma, donde fué coronado rey de Sicilia. Un mes después derrotaba a Manfredo en Benevento y se manchaba con el cruel asesinato de Conradino; muerte que fué censurada y juzgada severamente por el papa Clemente IV, que en vano exhortará a Carlos a la moderación y a la justicia. 

Clemente murió en Viterbo, el 20 de noviembre de 1268.

Fue un pontífice insigne por sus estudios y devoción, "austero consigo mismo, no con los demás", como dice su epitafio; sostuvo con firmeza los intereses de la Iglesia; pero las tristes condiciones en que se hallaba Italia, martirizada por las facciones en lucha, hicieron del suyo un pontificado lleno de amarguras.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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LACTANCIO, INSTITUCIONES DIVINAS LIBRO IV CAPÍTULO 28

14 

Lucio Cecilio Firmiano Lactancio
INSTITUCIONES DIVINAS
LIBRO IV CAPÍTULO 28
Diferencia entre religión y superstición

Está claro que el hombre no tiene otra esperanza de vida que, tras abandonar las vanidades y el mísero error, conocer y servir a Dios; que renunciar a esta vida temporal y dedicarse, a partir del instrumento del bien,  a la práctica de la verdadera religión.

Nacemos, en efecto, con esta condición: para ofrecer al Dios que nos ha engendrado el justo y debido culto, para conocerle a él solo y  seguirle. 

Con este vínculo de piedad estamos atados y ligados a Dios: de ahí el término «religión», que no toma su significado, como interpreta Cicerón, de relegere («escoger»), según dijo en el libro segundo del Sobre la naturaleza de los dioses con estas palabras: «No sólo los filósofos, sino también nuestros antepasados separaron la superstición de la religión. Efectivamente, aquellos que suplicaban e inmolaban todos los días para que sus hijos pervivieran (fueran superstites) fueron llamados supersticiosos mientras que aquellos que seleccionaban y, por así decir, escogían todo lo que se refería al culto de los dioses, fueron llamados, a partir de relegere (escoger), religiosos, de la misma forma que llamamos elegantes a los que eligen, diligentes a los que actúan con diligencia, e inteligentes a los que entienden. En todos estos términos subyace el mismo significado de «coger» que subyace en el de «religión». De esta forma sucede que en el caso del supersticioso recurrimos a un término negativo y en el del  religioso a uno de significado positivo». La propia realidad nos permite conocer hasta qué punto esta interpretación es absurda; efectivamente, si tanto la superstición como la religión consiste en adorar a los mismos dioses, la diferencia entre una y otra es muy pequeña o nula. Pues ¿qué causa se me va a dar a mí que explique  que pedir por la salud de los hijos una sola vez es propio de un hombre religioso, mientras que pedir eso mismo diez veces es propio de un supersticioso? Si hacerlo una vez es cosa muy buena, ¿cuánto más lo será hacerlo muchas veces? Si es bueno hacerlo a primera hora del día, también lo será hacerlo durante todo el día; y si una ofrenda puede aplacar, mucho más aplacarán muchas ofrendas, ya que la multiplicación de regalos merece más que ofende. A mí,  en efecto, no me parecen odiosos, sino más bien apreciables, aquellos siervos que asidua y frecuentemente hacen obsequios. ¿Por qué entonces va a ser culpable y va a recibir una designación rechazable aquel que ama más a sus hijos o que honra más a los dioses, mientras que va a ser alabado aquel que los quiere y honra menos?

Y este argumento también vale dándole la vuelta: si  hacer preces y sacrificios todos los días es vicioso, también lo será hacerlo una vez; si desear constantemente que sobrevivan los hijos es vicioso, también será supersticioso aquel que lo desea raras veces. O ¿es que el término para el vicio se ha sacado de aquello que es lo más honesto y más deseable? Efectivamente, en lo que se refiere a eso 0 que dice de que «se llaman religiosos, de relegere, aquellos que seleccionan diligentemente todo lo relativo al culto de los dioses», ¿por qué entonces aquellos que practican eso muchas veces al día van a perder el nombre de religiosos, si con la propia repetición de los actos eligen ciertamente con mucha más diligencia las formas con que se honra a los dioses?

¿Qué decir, pues? Sin duda que la religión alude a un culto verdadero y la superstición a un culto falso. 

Y en términos absolutos, que lo que interesa es qué adoras y no cómo o con qué preces. Lo que pasa es que, como los adoradores de los dioses se consideran a sí mismos religiosos, cuando en realidad son supersticiosos, no pueden diferenciar la religión de la superstición, ni comprender el  significado de las palabras. Dijimos que el término religión significa atadura de piedad, ya que Dios ata al hombre a sí mismo y le ata con la piedad, ya que debemos servirle como señor y complacerle como padre. Por ello, pues, interpretó mejor el significado de este término Lucrecio, cuan do dijo que él «desataba los nudos de la religión» Y son llamados supersticiosos, no aquellos que desean que sus hijos sobrevivan (sean superstites) -cosa que todos deseamos-, sino aquellos que adoran el recuerdo supérstite de los muertos o que adoran en casa, en honor de sus antepasados, las imágenes supérstites de aquéllos como a  dioses penates. Efectivamente, a aquellos que adoptaban nuevos ritos para adorar como a dioses a hombres muertos, de los cuales pensaban que habían sido recibidos en el cielo, los llamaban supersticiosos, mientras que a aquellos que adoraban a los dioses públicos y antiguos los lla maban religiosos. De ahí lo de Virgilio: «Superstición vana y desconocedora de los dioses antiguos» .

Ahora bien, como ya hemos descubierto que también los dioses antiguos fueron igualmente divinizados tras su muerte, hay que concluir que son también supersticiosos quienes adoran a muchos y falsos dioses, y que nosotros, que rogamos al único y verdadero Dios, somos religiosos.

Quizás alguien se pregunte cómo es  posible que, tras decir que nosotros adoramos a un solo Dios, afirmemos, sin embargo, que hay dos: Dios padre y Dios hijo. Esta afirmación hace caer en un  gran error a muchos que, si bien consideran que todo lo demás que decimos es probable, piensan que sólo en esto nos hemos equivocado, ya que hablamos de otro Dios, incluso mortal.

Sobre su mortalidad ya hemos hablado. Hablemos ahora  de su unidad. Cuando decimos «Dios padre» y «Dios hijo», no nos referimos a dioses distintos, ni separamos el uno del otro, ya que ni el padre puede ser separado del hijo, ni el hijo del padre, por cuanto ni el padre puede ser llamado padre sin el hijo, ni el hijo puede ser engendrado sin el padre. Así pues, si el padre hace al hijo y  el hijo al padre, ambos tienen una sola mente, un solo espíritu, una sola substancia: lo que pasa es que aquél es como una fuente exuberante y éste como un río que sale de ella; aquél, como el sol, y éste como un rayo que sale del sol. Y éste, como es fiel y querido del sumo padre,  no se separa de él, como no se separa el arroyo de la fuente, ni el rayo del sol, ya que el agua de la fuente está en el arroyo y la luz del sol en el rayo; de igual forma, tampoco se puede separar la voz de la boca, ni la fuerza o la mano del cuerpo. Así pues, cuando los profetas llaman  a Cristo mano, fuerza o palabra de Dios, no hay ninguna diferencia, ya que tanto la lengua, oficiante de la palabra, como la mano, portadora de la fuerza, son partes inseparables del cuerpo...(sigue)

S.S. URBANO IV, PAPA Nº 182



URBANO IV (1261-1264)
JAIME PANTALEÓN 



Hijo de un zapatero remendón, nació en Troyes (Champaña) y ocupó, por merecimientos propios, altos cargos de la jerarquía eclesiástica; fué arcediano de Laón y de Lieja, y más tarde legado pontificio en Pomerania, Livonia y Prusia. Alejandro IV lo nombró patriarca de Jerusalén. 

Fué elegido papa, en Viterbo, por ocho cardenales, y continuó las luchas de sus predecesores. 

El Pontífice se encontró ante dos graves problemas: librar la Italia meridional de las vejaciones de Manfredo, y socorrer los lugares santos.

Para el primer fin tomó contra Manfredo medidas de gran energía, y, después de vencer los escrúpulos de San Luis, llamó al reino de Sicilia a Carlos de Anjou, proclamando luego una cruzada contra Manfredo. Pero antes de llegar los socorros pedidos a Francia, Urbano, viéndose acosado por la soldadesca de Manfredo, tuvo que huir a Orvieto y luego a Perusa.

Tampoco en Oriente era tranquila la situación; Miguel Paleólogo reconquistaba Constantinopla y ponía fin al imperio latino, arrojando de aquel país a Baldovino; y en Palestina el Sultán de Egipto destruía las iglesias de Belén, de Nazaret, del Tabor y amenazaba San Juan de Acre, última fortaleza de los Cruzados. Nada pudo obtener de los reyes para Constantinopla, pero, en cambio, recibió dinero para la defensa de los lugares santos.

Fué nombrado árbitro en la lucha para la sucesión del Imperio entre Alfonso de Castilla y Ricardo de Cornualles; pero no pudo dar un juicio definitivo por haberle sorprendido la muerte, en Perusa, el 2 de octubre de 1264.

Urbano IV decretó la última reforma de la Inquisición: "Absolución de los arrepentidos sinceramente; encuesta sobre los pertinaces con testimonios controlados por un notario público o por dos personas dignas de crédito; revelación de los nombres de los testigos a personas religiosas y prudentes para consultarlas antes de a sentencia". 

Instituyó la fiesta del Corpus Christi e hizo componer su oficio a Santo Tomás de Aquino. 

Durante su pontificado ocurrió el célebre milagro de Bolsena. En 1263 un sacerdote alemán, mientras celebraba la Santa misa en la iglesia de Santa Cristina, fué asaltado por una fuerte duda sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Al partir la hostia consagrada, la vió convertida en carne y salir de ella gran cantidad de gotas de sangre que mancharon los sagrados lienzos y algunas cayeron sobre las gradas del altar. La fama del milagro se difundió rápidamente, y Urbano quiso que el corporal fuese llevado a Orvieto, donde a la sazón se hallaba, y lo hizo colocar en la magnífica basílica mandada construir por él y en la que se venera todavía.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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LA DEMOCRACIA DESDE EL PUNTO DE VISTA PRIMORDIAL DEL HOMBRE


«BENIGNITAS ET HUMANITAS»
SU SANTIDAD PÍO XII
24 de diciembre de 1944
LA DEMOCRACIA DESDE EL PUNTO DE VISTA PRIMORDIAL DEL HOMBRE

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CONNOTACIÓN MASÓNICA DE LA ANOMIA THUCISTA/LEFEBVRISTA


    

CONNOTACIÓN MASÓNICA DE LA ANOMIA THUCISTA/LEFEBVRISTA
José Augusto Ceccarelli

Dentro de las tan variadas sectas autocefálicas de la anomia thucista/lefebvrista, se esconden una multiplicidad de intereses sombríos —y absolutamente ajenos a aquellos que imperan en la Esposa del Cordero Inmaculado— con el velo o apariencia superficial de «catolicidad» y de «piedad» con el cual seducen a sus cautivos. Entre estos intereses se desatacan, además del elemento herético/cismático de la muy negra y acatólica «desobediencia justificada» contra el Divino Fundamento del Romano Pontífice, la connotación masónica/ocultista de sus pseudo pastores, sobre todo de su alto «clero». Dicha connotación, se caracteriza por el proceder y el esquema estructural idéntico que identifica a las sociedades secretas, a saber: juramento de observancia incondicionada; miembros juramentados que de no guardar el mismo se ven sometidos a un bagaje de penalidades extremas obligándoles lealtad; el secreto absoluto de sus reuniones regulares y extraordinarias, así como el catálogo de asuntos tratados en ellas; el ocultamiento de los miembros de su organización y la conexión natural y obvia entre ellos; la negación abierta y pública de la existencia de la sociedad secreta; el total desconocimiento de sus máximos jerarcas, y un largo etcétera que vincula fortísimamente a estas sociedades secretas que están detrás de las sectas thucistas/lefebvristas, donde reina la anomia y la autocefalía.

Es tiempo de remitirse un poco al comportamiento y las afiliaciones sectarias/ocultistas tanto de Roncalli, Montini, Lefebvre y Thuc, quienes fundaron por un lado la pestilencia luciferina de la Ramera Conciliar del Vaticano II, así como el lefebvrismo y el thucismo hoy entrelazadas por estos vínculos que ellas mismas mantienen adrede encubiertos, sin dejar de mencionar las combinaciones de las sectas en donde se aprecian ex miembros del lefebvrismo devenidos al thucismo, siendo la máxima expresión de la anomia todas estas, cabiéndoles muy oportuna y correctamente el mote de franquicias de la Ramera Conciliar, emprendiendo el cumplimiento del Mysterium Iniquitatis profetizado para este tiempo final.

Se especula que Roncalli estuvo al frente durante su anti-pontificado del Priorato de Sión, una sociedad secreta autodenominada como «católica», siendo en realidad una especie de secta que intentaba amalgamar impíamente la fe católica con el israelismo británico asentado en el gnosticismo. Esta organización de «alto nivel» afirmó dentro de sus filas se encontraban «tradicionalistas», adeptos del Novus Ordo, y el mismísimo Marcel Lefebvre, a quien personalmente se le acusó de dicha afiliación, SIN NEGARLA JAMÁS. La constitución de este tipo de sociedades siempre tuvo por objeto lograr la conformación de una RESISTENCIA «CATÓLICA» CONTROLADA frente a las tantas consecuencias de la usurpación de la Romana Sede en 1958 y la Gran Apostasía Final del conciliábulo del Vaticano II, manteniendo a raya dentro de tan aterrador engaño a la porción de los fieles que iban a sublevarse frente a semejante perversidad, manteniendo supervisado a este sector con el movimiento «tradicionalista» en sus tantas facetas, ofreciendo a los fieles un bien aparente que gira en torno a todo aquello que descartó la apostasía conciliar, pero que en el fondo es el más negro sacrilegio del cisma sustentado por laicos disfrazados que hacen las veces de clérigos sostenidos a su vez por un culto ilícito, que prefieren hasta el día de hoy por sobre guardar la integridad de la Fe Católica y Divina.

Por parte del destructor universal de Montini, además de acarrear y heredar un legado familiar de posible afiliación a sociedades secretas, para luego volcar, aprobar y mandar a observar todos los principios masónicos que hoy sustentan a la estructura de la Ramera. De Thuc, basta con mencionar que su desequilibrado comportamiento (intentando consagrar rosa cruces, homosexuales, veterocatólicos, etc.); su marcado ultra modernismo al invitar a que paganos y herejes de cuanto credo exista participen del conciliábulo; su defensa a la causa de la implementación de sacerdotisas al clero; y su claro desprecio y usurpación de la jurisdicción y facultades papales, son suficientes para formar convicción de que sus postulados están hermanados a lo que se enseña en estas sociedades secretas.

Retomando a lo acontecido más aquí en nuestros días, se destaparon una serie de acusaciones que giran en torno a hechos escandalosos dirigidos a la anómica, jansenista y ocultista «Sociedad Sacerdotal Trento» efectuadas por uno de sus ex miembros, el pseudo sacerdote Hernán Vergara, quien estuvo por VARIAS DÉCADAS AFILIADO A TAL SOCIEDAD para recién ahora darse con que este movimiento es marcadamente masónico y anticristiano, cuestión que refleja la paupérrima y acatólica formación del pseudo seminario mexicano. Mientras este falso sotanado usurpador hace creer a los incautos que no forma parte de la resistencia controlada anómico/cismática, sus ex jerarcas, los falsos obispos Dávila Gándara y Pivarunas —el mismo que fue formado desde temprana edad en el seminario veterocatólico de Schuckardt—  GUARDAN PLENO SILENCIO sobre el catálogo de acusaciones que se les imputa a sus sectas interconectadas que comandan. Sorprende, a su vez, las variadas y múltiples acusaciones que día a día se amontonan en su contra, y van desde su esquema masónico, pasando por supuestos abusos sexuales contra niños, hasta supuestos maltratos físicos y psicológicos a fieles y pseudo clérigos y/o «seminaristas», denuncias frente a las cuales sus miembros jerarquizados recurren a la amenaza de «excomunión» (facultad que no disponen y es usurpada) para con sus acusadores, imputándoles la culpabilidad de agredir y contribuir con la destrucción de su secta que ellos le llaman «iglesia», recurriendo a sus órdenes nulliter para acallar las conciencias de los familiares de sus víctimas, hasta el punto de convenir acuerdos dinerarios. Todo lo antedicho es MONEDA CORRIENTE TAMBIEN EN LA RAMERA CONCILIAR Y EN TODO TIPO DE SECTAS INCLUYENDO LA LEFEBVRISTA, y quien diga lo contrario, es por su crasa ignorancia en el asunto.

Es momento de recordar el deber de todo católico de repeler vigorosamente los ataques de estas sinagogas de satanás exhibiendo las NUMEROSAS CONDENAS que recaen en cabeza de quienes se adhieren y sustentan de diversos modos este tipo de organizaciones secretas, decretadas por los Romanos Pontífices canónicamente electos —por lo menos— desde tiempos de Su Santidad Clemente XII y tan reiteradas en adelante a perpetuidad, quienes golpearon con condena y exterminaron con espada tan nefasto y pútrido movimiento, que no solo recae en la masonería, sino en TODO TIPO DE ORGANIZACIÓN QUE SE ASEMEJE POR EL NOMBRE QUE SE LLAMEN, como el caso de las estructuras detrás del thucismo y el lefebvrismo. Sociedades donde se respira iniquidad, se conspira, predica y pondera la sedición y el desprecio por la Suprema, Plena y Divina Autoridad del Romano Pontífice, que intentan apropiarse de los Derechos de la Santa Sede arrogándoselos a ellos mismos; de cuyo funesto esquema y accionar clandestino devienen en males amargos que afligen a sus incautos, del cual Cristo Señor Nuestro predijo de lobos con piel de oveja que se hacen pasar por auténticos pastores, cuando son simplemente un manojo de laicos disfrazados en cuyas cabezas recae la indignación de Dios Todo Poderoso y de sus bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo; que con sus artificios cismáticos pretenden derribar la Doctrina Divinamente revelada que les anatema, para transformar la Comunidad Cristiana en discordia fatal contra el Magisterio, mostrándose con impunidad frente a quienes salen horrorizados y necesitados de respuestas de la apostasía de la Ramera Conciliar; que exigen a sus jerarcas el observar un juramento estricto donde se promete NO REVELAR NADA y severos castigos para quienes lo violen; organizaciones impías y criminales que huyen del día y de la luz, porque quien hace el mal, como señala el Apóstol, ODIA LA LUZ; mientras que en las la Esposa del Cordero a los fieles NADA SE LES ESCONDE EN LO SECRETO, dado que a ojos de todos están la Disciplina, es decir, LAS REGLAS QUE CLARAMENTE NOS GOBIERNAN; velando estos intrusos secretistas por la imposición de un NUEVO ORDEN DE LAS COSAS donde todo impera menos la Suprema Autoridad del Romano Pontífice cuando no les convenga; intrusos que aparentan buenas intenciones rente a los incautos, cuando realmente están movidos por su ambición miserable, quienes en vez de rescatarlos del error, más profundamente le sumergen en él conduciéndolos a la perdición segura.

Finalmente, siendo la Fe Católica principio y fuente de los Bienes Supremos, SOBRE LA CUAL NADA PUEDE PREVALECER, destaco un punto terminante y trascendental tan pertinazmente ignorado por este tipo de sectas, que corresponde a la definición solemne del Concilio Vaticano en lo relativo a que al Romano Pontífice se le debe total obediencia tanto en materia de Doctrina (Fe y Costumbres) como de Disciplina, de la Constitución Dogmática Pastor Æternus. Que Nuestro Señor Jesucristo reprenda la furia de estos depravados pseudo clérigos cabezas de sectas, mientras que aquellos que se encuentran bajo su engaño, se conviertan con la ayuda de su Gracia, para romper de una vez por todas aquella dura barrera formada en razón de su DEBILIDAD DE ÁNIMO Y NO POR MALOS INSTINTOS, debilidad que les configura sentimientos a modo de recursos que forjan su falta de voluntad para no cumplir con la voluntad Divina, maquillando disimuladamente tal desacato en una «desobediencia justificada» que atenta abiertamente contra el dogma inalterable, y de una vez y para siempre conformen, como todo cristiano, su propia Voluntad a la de Dios Santísimo, con piadosa resignación, sirviéndole a la Sacrosanta Trinidad en las condiciones que Esta providencialmente nos impuso, y no en las que consideramos como buenas o justas. No os dejéis de ver y edificar a partir de la Verdadera Luz que yace en la Pluma Divina del Romano Pontífice, en su Doctrina y Disciplina, en su Magisterio y Sagrados Cánones, y dejad urgentísimamente de ser guiados por los ciegos y engañosos principios del naturalismo puro o sentido común, LOCA IMPIEDAD, recordándoles que el Santo Remedio para esta perversión que encarnan estas sociedades secretas está dispuesto con su Autoridad Suprema en las siguientes líneas, y es justamente aquello que sus miembros desprecian abiertamente, la Disciplina:

«Pero, para aquellos que desean salvarse, no hay término medio: luchar sin cesar o perderse. Por lo tanto, vuestros esfuerzos deben tender a despertar el coraje de las almas débiles y lánguidas, y a conservarlo entre las almas fuertes, y así también, poniendo fin a todas las disensiones, debéis procurar que, bajo vuestra guía y vuestros auspicios, todos se lancen vigorosamente a la lucha con el mismo espíritu y la misma disciplina

—SU SANTIDAD LEÓN XIII, Inimica Vis, Encíclica/Epístola para excitar una viril resistencia contra la secta de los masones.

NOTA BENE: La gran mayoría de los párrafos sexto y séptimo son extracciones literales tomadas del Magisterio Pontificio correspondientes a Multiplices Inter Machinationes, Custodi di quella Fede e Inimica Vis.

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CONVENIENTE PARA EL BIEN COMÚN

74


S.S. Pío XII
24 de diciembre de 1944

"Manifestar su parecer sobre los deberes y los sacrificios que se le imponen; no verse obligado a obedecer sin haber sido oído: he ahí dos derechos del ciudadano que encuentran en la democracia, como lo indica su mismo nombre, su expresión. Por la solidez, armonía y buenos frutos de este contacto entre los ciudadanos y el gobierno del Estado se puede reconocer si una democracia es verdaderamente sana y equilibrada, y cual es su fuerza de vida y de desarrollo. Además, por lo que se refiere a la extensión y naturaleza de los sacrificios pedidos a todos los ciudadanos —en nuestra época, cuando es tan vasta y decisiva la actividad del Estado—, la forma democrática de gobierno se presenta a muchos como postulado natural impuesto por la razón misma. Pero cuando se reclama «más democracia y mejor democracia», una tal exigencia no puede tener otra significación que la de poner al ciudadano cada vez más en condición de tener opinión personal propia, y de manifestarla y hacerla valer de manera conveniente para el bien común."

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S.S. ALEJANDRO IV, PAPA Nº 181

ALEJANDRO IV (1254-1261)
REINALDO DE SEGNI 

Reinaldo, de la familia de los condes de Segni, cardenal y obispo de Ostia, fue elegido Pontífice en Nápoles, el 12 de diciembre de 1254.

Hombre de severas costumbres, era sobrino de Gregorio IX, y, en la política, siguió el ejemplo de su tío y el de sus predecesores. Intentó aniquilar al partido gibelino, que amenazaba la independencia de Italia y el poder de la Santa Sede. 

A consecuencia del nombramiento del senador de Roma, tuvo que sufrir rebeliones y tumultos,viéndose obligado a refugiarse en Viterbo y luego en Anagni. el reino de Nápoles y en el de Sicilia dominaba Manfredo, el cual, aprovechándose de un rumor difundido sobre la muerte de Conradino, se hizo coronar en Palermo (1258); luego asoló y saqueó el reino, destruyó Aquila y llevó a una lucha fratricida a los Güelfos y Gibelinos de Toscana y Lombardía. Alejandro, que entretanto había vuelto a Viterbo, moría en aquella ciudad el 25 de mayo de 1261.

Este papa envió legados a Oriente para intentar la unión de los griegos, pero fué en vano; declaró la Universidad de Salamanca una de las cuatro generales del mundo; protegió y favoreció a los franciscanos; dió impulso a la Inquisición con nuevos procedimientos; no creó ningún cardenal.

Durante su pontificado pulularon las sectas de los Flagelantes y de los Espirituales.

Es juzgado como hombre y sacerdote irreprensible; pero como político débil y mal aconsejado.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO QUERIDO POR DIOS

61

 S.S. Pío XII
24 de diciembre de 1944

"...cuando se despierte la conciencia de un ordenamiento jurídico, fundada en el supremo dominio de Dios y defendida de toda arbitrariedad humana; conciencia de un ordenamiento que extienda su mano protectora y vindicativa también sobre los inviolables derechos del hombre y los proteja contra los ataques de todo poder humano."

"Del ordenamiento jurídico querido por Dios deriva el inalienable derecho del hombre a la seguridad jurídica, y con ello a una esfera concreta de derecho, protegida contra todo ataque arbitrario."

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S.S. INOCENCIO IV, PAPA Nº 180


INOCENCIO IV (1243-1254)
SINIBALDO FIESCHI


El cardenal genovés. Sinibaldo Fieschi, de la familia de los condes de Lavagna, fue elegido papa en Anagni el 25 de junio de 1243, después de casi dos años de sede vacante. 

Era considerado como uno de los mejores juristas de su tiempo. 

Subió al pontificado, con el nombre de Inocencio IV, cuando más agudas eran las disensiones entre la Santa Sede y Federico II. Este le mandó una carta en la que quería congraciarse con él, e Inocencio respondió enviándole sus legados para estudiar un acuerdo. Pero como fuese que durante las negociaciones Federico no cesó en las hostilidades, fueron interrumpidas aquellas declarando el papa que anteponía los intereses de la Iglesia a la amistad del emperador; y no sintiéndose seguro en Roma, se trasladó, primero a Génova y después a Lyón, donde estuvo largo tiempo.

En Lyón reunió un concilio general (1245), en el que se trató de los abusos del clero, de la miserable condición del imperio latino de Oriente, de la violencia de los turcos y de las hostilidades de Federico II, que eran cada vez más graves.

A pesar de la defensa de Tadeo de Suessa, el emperador fué nuevamente excomulgado y depuesto, desligados sus súbditos del juramento de fidelidad e invitados los príncipes germanos a escoger un nuevo emperador, mientras el papa tomaría providencias para Sicilia. Trató el rey francés de poner paz entre el Pontífice y el emperador, pero el papa fué inflexible.

Se eligió emperador a Enrique de Raspe, y a su muerte, a Guillermo de Holanda, a pesar de los esfuerzos de Conrado, hijo de Federico, que se le opuso como rival; en consecuencia, estallaban por doquier motines y conjuraciones. En 1250 murió Federico, e Inocencio pudo volver a Italia (1251). Sin embargo, no cesaron las luchas; Conrado había llegado a Italia llamado por Manfredo y, ayudado por los venecianos, se adueñó de Apulia. Con una guerra afortunada, pudo en octubre de 1253, entrar triunfalmente en Nápoles; pero mientras Inocencio le lanzaba la excomunión desde Asís, fué sorprendido por la muerte en 1254. Entonces, Inocencio se proclamó protector de Conradino, hijo de Conrado, todavía adolescente, y se trasladó a Nápoles para ponerse de acuerdo con el tío y tutor del joven, Manfredo, que gobernaba en su nombre. Pero pronto se rompieron estas relaciones y, por el contrario, guerra fué declarada, derrotando Manfredo al ejército pontificio. Al saber la derrota, Inocencio, que se hallaba enfermo, murió en Nápoles el 7 de diciembre de 1254; fué sepultado en la iglesia de Santa Restituta y luego trasladado a la nueva Catedral.

Si las luchas que tuvo que sostener con el Imperio no le permitieron prodigar su solicitud a toda la cristiandad, no descuidó, sin embargo, las misiones en el Asia y África, y aprobó bastantes órdenes religiosas.

Escribió un libro sobre las Decretales.
https://pioxiivacantisapostolicaesedis.blogspot.com/2024/02/si-el-papa-prohibe-un-obispo-crismar.html

Favoreció una nueva Cruzada que dejó indiferentes a la mayor parte de los reyes: sólo San Luis de Francia respondió, pero su expedición tuvo un mal resultado.

Inocencio continuó con firmeza el ideal de Inocencio III y de Gregorio X: alejar a los suevos de Sicilia y de Italia entera.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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