VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

CIEGOS GUIANDO A OTROS CIEGOS. Advertencia contra los falsos cristos y los falsos profetas que tanto daño hacen a las almas.



Extraído del ensayo Del pequeño número de los que se salvan y la senda estrecha de la salvación, por Javier Morell, pp. 18-24. Complementado con notas del mismo autor.


CIEGOS GUIANDO A OTROS CIEGOS. Advertencia contra los falsos cristos y los falsos profetas que tanto daño hacen a las almas. 


Seguidamente, explicaremos el enorme peligro que encierran los falsos cristos y los falsos profetas, pues son lobos con piel de oveja, rapaces asesinos de almas, contra los cuales nos advierte repetidamente Nuestro Señor en el Evangelio. Esos falsos pastores son los mayores enemigos de Dios Hijo, pues le arrebatan las almas que a Él tanto le costó adquirir, y por las que derramó toda Su Sangre Preciosa, sufriendo innumerables dolores y la muerte más cruel e ignominiosa. De esos charlatanes hipócritas son de quienes debemos huir como de la peste, pues pierden y extravían a muchos con sus desvaríos, sus sacrilegios y sus cuentos de viejas. Esos son nuestros peores enemigos, pues están puestos ahí para que se cumpla la Escritura, y su misteriosa misión consiste en engañar a los tibios y poco formados en la Fe y la sabiduría espiritual, pues intentarán confundir y perder hasta a los elegidos de Dios Uno y Trino, si fuera posible.


Todos estos falsos pastores, que por dentro son lobos rapaces que devoran a los corderos, perdiendo así las almas que tanto le costaron a Jesucristo Nuestro Señor, surgieron la inmensa mayoría de ellos una vez que la Iglesia y el Papado fueron apartados en la consumación de los siglos, o el final de la era cristiana, durante la cual la Esposa Santa e Inmaculada de Cristo siempre estuvo visible, esto es, tras la muerte de S.S. Pío XII, el último Vicario de Cristo. El papel de estos infelices es muy ingrato, comparable al de Judas, pues estos individuos deben estar puestos ahí precisamente para que se cumpla la Escritura (!), haciendo cosas estupendas y prodigios con los que engañarán a muchos, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aún a los elegidos. (Mateo 24,24).


De ahí que debamos huir de ellos, pues son auténticos leprosos del cisma y la herejía, y deben ser considerados todos ellos como intrusos, ladrones y salteadores, los cuales no han entrado por la puerta del Redil, sino que son producto de los cismas generados por los excomulgados por apostasía y herejía pública y notoria Marcel Lefebvre (FSSPX), Pierre Martin Ngô-Dinh Thuc (SS Trento, Palmar de Troya, IMBC, etc), Georges de Nantes (CRC), Francis Schuckardt (CRMI), y Clarence Kelly (SSPV), los cuales han constituido un vasto conglomerado de sectas acéfalas y falsos “clérigos” vagos sin misión ni jurisdicción sobre el Pequeño Rebaño de N.S.J.C., pues ningún Papa se las concedió jamás, y singularmente el último Vicario de Cristo, S.S. Pío XII, a quien estos perversos hipócritas desprecian y desobedecen repetidamente, porque éste dejó establecido y decretado en la Constitución Apostólica Vacantis Apostolicae Sedis que, durante la vacancia de la Sede, nadie puede usurpar los poderes del Papa en vida, y que quien lo haga, incurrirá en la ira de Dios Todopoderoso, como fue el triste caso de Lefebvre, Thuc, de Nantes, Schuckardt y Kelly, así como de todos sus desgraciados vástagos espirituales bastardos. Recae sobre estos infelices falsos profetas la misma maldición que perdió a Coré, Datán y Abirán, que obraron sacrílegamente a ojos de Dios Uno y Trino, despreciando la autoridad que Él había establecido en Moisés y Aarón, exactamente la misma maldición. Mucho cuidado entonces con esos intrusos heréticos y cismáticos, inválidos e ilícitos, gravemente pecaminosos, sobre los cuales ya se nos ha advertido que engañarán y perderán a muchos, intentando extraviar hasta a los elegidos, si esto fuera posible.


Llegados a este punto, urge explicar a los lectores por qué Nuestro Señor Jesucristo insiste tanto en advertirnos acerca de los falsos cristos y los falsos profetas, de los que debemos apartarnos y huir. La verdadera razón de estas advertencias se encuentra en que esos lobos con piel de oveja no han entrado por la puerta del Redil, que es la sumisión y obediencia al bendito San Pedro y sus Sucesores, especialmente al último de ellos, S.S. Pío XII, a quien esos rebeldes orgullosos ignoran y ningunean, imaginándose en su soberbia que pueden funcionar sin haber recibido la misión y jurisdicción sobre el Rebaño de Cristo que únicamente el Papa puede otorgarles, de ahí que hayan sido castigados con la excomunión y la infamia de ley, y que todos sus actos sean inválidos, ilícitos, nulos, írritos, gravemente pecaminosos, sacrilegios y profanaciones, como así nos enseñan el Magisterio y el Código de Derecho Canónico de 1917. De lo que se deduce que quienes les apoyen y participen de sus sacrilegios, son también golpeados con la excomunión, con el altísimo peligro de condenación eterna que ello conlleva.


Además, estos individuos hacen un daño tremendo a las almas del cuarto y último grupo de la parábola del sembrador, esto es, las almas que Jesús compara con la buena tierra, pues son las que escuchan y entienden la Divina Palabra, y están destinadas a producir buen fruto para el reino de los Cielos, pero a las que esos falsos pastores y expertos sofistas amenazan con desviar y pervertir mediante sus elaboradas fábulas de desobediencia al Papado y su Magisterio infalible, pues operan todos ellos bajo en influjo de la insidiosa Operación del error, engañando y perdiendo a muchas de esas almas que Dios había escogido y santificado mediante la Fe en la Palabra que nos reveló Jesucristo Nuestro Señor. Porque, quien preste crédito a esos charlatanes cismáticos y heréticos, que desobedecen o niegan la autoridad e infalibilidad divinamente conferidas por Nuestro Señor a Sus Vicarios, se hace partícipe de su grave pecado contra el Espíritu Santo Paráclito, que habla por boca de los Papas, pecado que jamás será perdonado, por lo que la reprobación de esos falsos cristos es segura, así como de los pobres infelices que hayan sido engañados por ellos y no hayan salido de sus lugares de sacrilegio y profanación. ¡He ahí el verdadero motivo por el cual Cristo Nuestro Señor nos advierte contra ellos, hermanos míos!


A estos falsos profetas, el Divino Maestro los llama también ciegos que guían a otros ciegos, que no saben adónde van, y terminan cayendo todos juntos en la fosa (Mateo 15,14); del mismo modo, Nuestro Señor los califica de árboles malos, que no pueden producir ningún buen fruto (Mateo 7,15-20), así como plantas que no fueron plantadas por el Padre celestial, de ahí que su terrible destino final sea el ser arrancados (Mateo 15,13) y echados al fuego eterno. En consecuencia, ¡velemos y miremos que nadie nos engañe! Pues nos estamos jugando nuestra salvación eterna, ante lo cual no podemos correr ningún riesgo temerario, sino ser muy prudentes y astutos en este negocio fundamental de la salud eterna, como lo son los hijos de las tinieblas en sus negocios mundanos, infinitamente menos importantes que el negocio de la salvación eterna.


De ahí, pues, que insistamos en la extremada prudencia que debemos mostrar hoy, pues la Iglesia ha sido eclipsada por una abominable Ramera que se hace pasar por Ella a ojos del mundo entero, la cual está infestada por lobos sanguinarios, falsos cristos y falsos profetas que sólo pueden exterminar, esto es, confundir y desviar a las almas fieles y escogidas por Dios, engañándolas con falsas apariencias de piedad, falsos prodigios eucarísticos, y un sentimentalismo traicionero y estéril, arrancándoles la buena semilla de la Palabra de Dios y la verdadera Fe Católica edificada sobre la Roca del Papado, y llevándolas a la muerte eterna, por lo que debemos ser muy vigilantes y advertir a otras almas sobre el enorme peligro espiritual de asociarse a Babilonia la Grande y las sectas surgidas de sus miasmas, entre las que se encuentran los cismas generados por Lefebvre, Thuc, de Nantes, Schuckardt y Kelly.


Por lo tanto, que nadie se engañe ni se sorprenda de que Dios Uno y Trino odie tanto a la abominable Ramera y sus franquicias del Ánomos, pues estas sectas le roban muchas almas del cuarto grupo de la parábola del sembrador, que son las almas que Jesús compara con la buena tierra, porque escuchan la Palabra de Dios y la entienden, por lo que son almas que están llamadas a dar mucho fruto para el reino de los Cielos y ser apóstoles de la Verdad, pero que al estar asociadas a la Ramera y sus diversas sectas, sobre todo las tradicionalistas y sedevacantistas, Dios ya no las puede bendecir, sino que las maldice y les retira las gracias divinas, dejando que se sequen y después sean cortadas y echadas al fuego eterno. ¡¡He ahí el verdadero motivo por el que debemos advertir a toda costa a las pobres almas para que salgan de esa Ramera y sus tentáculos!! ¡De ahí también que el número de los que se salvan sea tan pequeño, pues el verdadero Rebaño de Cristo es en verdad muy pequeño -pusillus grex-, al ser la senda estrecha que conduce a la salvación tan desconocida por la inmensa mayoría! ¡Dichosos los que esto entiendan y perseveren en la Verdad hasta el final!