José Tustes S.J.
(De Messager du Cœur de Jésus).
Por otra parte, el Papa no es un jefe militar cualquiera, uno de esos conquistadores sin conciencia, egoístas geniales que deliberadamente sacrifican a sus soldados para satisfacer una ambición, no; él es un Padre, el Padre de todos los cristianos, que ama a sus hijos con un amor salido del mismo Corazón de Jesucristo. Lo mismo cuando enseña, que cuando ordena o cuando reprende, siempre obra inspirado por su amor paternal. Cuando Jesucristo lo consagra como Padre común de todos los fieles, ensancha el corazón de su Vicario y, en su caridad universal, lo hace capaz para contener el mundo entero.
Arrojémonos, pues, con confianza a los brazos de este Padre cuya majestad en nada disminuye su ternura, y no le regateemos nuestro amor, nuestro respeto y nuestra obediencia.
Los buenos hijos nunca discuten las órdenes del padre que los ama; se guardan muy bien de quejarse de sus actos; dudar de él es herirlo en mitad del alma; si oyen que alguien lo ofende o lo censura, se indignan y hasta llegarían a la agresión; en fin, sabiendo que son amados por él, obedecen con placer sus menores deseos y todo lo intentan para demostrarle su cariño por medio de palabras y, sobre todo, por medio de actos.
Queridos hermanos, nosotros, los que queremos conformar todas nuestras intenciones, todos nuestros pensamientos, todos nuestros actos a los sentimientos del Corazón de Jesús, comprenderemos perfectamente cuál es nuestro deber: Para mantenernos verdaderamente unidos a Jesús, nos mantendremos siempre unidos a su Vicario.
Repertorio Universal del Predicador
Tomo XVIII
1931
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