31 de agosto del Año del Señor
SAN RAMÓN NONATO,
Confesor
Os habéis hecho partícipes de los que sufrían
afrenta y tribulación; os compadecisteis
de los que estaban entre cadenas.
(Hebreos, 10, 33-34).
San Ramón pidió a la Santísima Virgen que le hiciese conocer el camino que debía seguir para llegar al cielo; María le ordenó entrar en la Orden recientemente fundada de la Redención de los cautivos (de la Merced). Enviado a Berbería, rescató a gran número de cautivos, y cuando se le agotaron los recursos, se dio a sí mismo en prenda para la libertad de muchos otros. Vuelto a España, fue nombrado cardenal por S.S. Gregorio IX. Murió en el año 1240, yendo a Roma, donde el Papa lo llamara para utilizarlo en el gobierno de la Iglesia.
ORACIÓN
Señor, que habéis dado al bienaventurado Ramón, vuestro confesor, un celo admirable por la redención de los fieles cautivos de los bárbaros, concedednos por su intercesión que, libres de las cadenas de nuestros pecados, cumplamos con perfecta libertad de espíritu todo lo que os sea más agradable. Por J. C. N. S. Amén.
MEDITACIÓN SOBRE LA OBLIGACIÓN
DE SOCORRER A LAS ALMAS
DEL PURGATORIO
I. Todos podemos trabajar en la liberación de las almas del purgatorio, que están en una cautividad más cruel que la de los cristianos llevados como esclavos. Puedes tú socorrerlas orando a Dios por ellas, encargando se celebren misas, dando limosnas, practicando alguna mortificación, o sufriendo pacientemente las penas y aflicciones de esta vida con miras a satisfacer por ellas a la justicia de Dios. Puedes prestarles este servicio; ellas no pueden hacer ya nada por su liberación. Considera los suplicios que padecen.
II. La justicia te obliga a socorrer a tus padres. que te dejaron tantos bienes; la amistad exige que alivies a tus amigos en su abandono cruel; el agradecimiento te impone la obligación de orar por tus bienhechores; y la caridad. que exige que ames a tu prójimo como a ti mismo, te impone el deber de aliviar a esas almas, como quisieras que se te aliviasen si estuvieras en su lugar. Escucha las quejas que te dirigen.
III. Si ayudas con tus buenas obras a estas santas almas. Dios hará de modo que contigo se haga otro tanto después de tu muerte. Con todo no te fíes en este auxilio; haz provisión de buenas obras antes de partir de este mundo; lleva tu rescate contigo y pronto estarás libre; haz penitencia en esta vida. ¡Ah! mucho más dulce es lavar los pecados con las lágrimas de la penitencia. que expiarlos en las llamas del purgatorio.
*En efecto, queridos hermanos, debemos orar mucho por las benditas almas del Purgatorio, pues ellas nada pueden hacer para merecer, y dependen en todo de los sufragios y ayudas que les podamos brindar quienes todavía estamos peregrinando por este valle de lágrimas. Por tanto, pensemos mucho en nuestros pobres hermanos que han sido detenidos temporalmente en ese lugar de sufrimiento y expiación, y ofrezcamos a Dios todas las oraciones, devociones, buenas obras y demás sacrificios que podamos imponernos para satisfacer por nuestros propios pecados y los de nuestros hermanos y hermanas del Purgatorio. Las lágrimas sinceras y la limosna dada con generosidad y espontaneidad tienen el milagroso poder de lavar nuestras culpas. Recurramos a ambas para atraernos la misericordia y el perdón del Buen Dios, el cual no se cansa de llamar a la puerta de nuestro corazón para mendigar nuestro afecto y confianza. Miremos también a la Santísima Virgen María, cuya intercesión maternal tanto necesitamos, pues a Ella nada le niega Su divino Hijo Jesucristo. Unamos nuestras penitencias y privaciones a los santos dolores padecidos por el Redentor y Su bendita Madre, para que se nos apliquen los merecimientos infinitos de la sagrada Pasión y Muerte de Jesucristo. Tengamos siempre presentes a las benditas almas del Purgatorio, pidiéndole al Señor que se apiade de ellas y acorte sus penas si así le place.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.
*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.
SAN RAMÓN NONATO,
Confesor
n. 1204 en Portell (Cataluña), España;
† 31 de agosto de 1240 en Cardona, España
Patrono de los recién nacidos; obstetras; parteras; partos; niños; embarazadas; personas falsamente acusadas. Protector contra la fiebre.
Os habéis hecho partícipes de los que sufrían afrenta y tribulación; os compadecisteis de los que estaban entre cadenas. (Hebreos 10, 33-34).
+ San Ramón Nonato, de la Orden de nuestra Señora de la Merced, Redención de cautivos, Cardenal y Confesor, cuyo tránsito se conmemora el 26 de Agosto.
+ Junto al monte Senario, en Etruria, él tránsito de san Bonaiunta, Confesor, uno de los siete Fundadores de la Orden de Siervos de la bienaventurada Virgen María; el cual, hablando a sus hermanos de la Pasión de Cristo, entrego su espíritu en las manos del Señor. La fiesta de él, y de sus Compañeros, se celebra el 2 de Febrero.
+ En Tréveris, el triunfo de san Paulino, Obispo, que en tiempo de la persecución arriana fue por la fe católica desterrado de orden de Constancio, Emperador arriano, y fatigado de destierro en destierro fuera de la Cristiandad hasta la muerte, por fin, muriendo en Frigia, recibió del Señor la corona de tan glorioso martirio.
+ En Trasacco de los Marsos, junto al lago Fúcino, el triunfo de los santos Mártires Cesidio, Presbítero, y sus Compañeros, coronados del martirio en la persecución de Maximino.
+ Igualmente, los santos Mártires Robustiano y Marcos.
+ En Cesarea de Capadocia, los santos Teodoro, Rufina y Anmia; los dos primeros fueron padres del Mártir san Mamés, a quien Rufina dio a luz en la cárcel y Anmia educó.
+ En Auxerre, san Optato, Obispo y Confesor.
+ En Inglaterra, san Aidano, Obispo de Lindisfarne, cuya alma, viéndola san Cutberto, pastor de ovejas, ser llevada al cielo (cuya memoria se celebra el 20 de Marzo), dejadas las ovejas, se hizo Monje.
+ En Nusco, san Amato, Obispo.
+ En Atenas, san Arístides, esclarecidísimo en fe y en doctrina, que presentó al Emperador Adriano un egregio volumen acerca de la religión Cristiana, en el cual daba razón de nuestros dogmas, y defendió en un elocuentísimo discurso delante del mismo Emperador, que sólo Cristo Jesús es Dios.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.