Santo Tomás de Aquino
Suma teológica - Parte IIIa - Cuestión 73
Hay que considerar dos cosas en este sacramento: el sacramento y su efecto. Como hemos dicho, su efecto es la unidad del cuerpo místico, sin la cual no hay salvación, ya que a nadie le está abierta su puerta fuera de la Iglesia, como tampoco en el diluvio se salvó nadie fuera del arca de Noé, que, según san Pedro, era símbolo de la Iglesia. Ahora bien, el efecto de los sacramentos se puede obtener aun antes de recibirlos con sólo desearlos. De ahí que pueda el hombre salvarse. antes de recibir la eucaristía, sólo con desearla, como se puede salvar también antes de recibir el bautismo, con sólo desearlo.
Hay, sin embargo, una doble diferència (...).
Primera, la recepción del bautismo es necesaria para incoar la vida espiritual, y la recepción de la eucaristía sólo para consumarla. Para tener tal vida no es necesario recibir la eucaristía: basta sólo desearla, pues el fin se obtiene ya con su deseo o su intención.
Segunda que por el bautismo se ordena el hombre a la eucaristía. Por lo tanto, la Iglesia al bautizar a los niños los ordena a este sacramento. Por lo cual, así como creen por la fe de la Iglesia, por su intención desean la eucaristía. De este modo reciben su efecto. Al bautismo, en cambio, no les ordena ningún sacramento precedente.
3,73,3
En este sacramento hay que considerar dos cosas: el signo sacramental y la cosa significada por él. Ahora bien, ya hemos dicho que la cosa significada es la unidad del cuerpo místico sin la que no puede haber salvación, ya que fuera de la Iglesia no hay salvación, como tampoco la había en tiempo del diluvio fuera del arca de Noé, que, como se dice en 1 Pe 3,20-21, significaba la Iglesia. Pero hemos dicho más arriba (q.68 a.2) que la cosa significada por un sacramento se puede obtener antes de recibir este sacramento con sólo desearle. Luego antes de recibir este sacramento puede el hombre obtener la salvación por el deseo de recibirle, como también la puede conseguir antes del bautismo por el deseo del bautismo, como se dijo antes (ib.).
Hay, sin embargo, aquí una doble diferencia. Primera, que el bautismo es principio de la vida espiritual y puerta de los sacramentos, mientras que la eucaristía es coronación de la vida espiritual y fin de todos los sacramentos, como más arriba se dijo (q.63 a.6; q.65 a.3), ya que la santificación que éstos nos comunican nos prepara para recibirla o para consagrarla. Por eso, la recepción del bautismo es indispensable para incoar la vida espiritual, mientras que la eucaristía es indispensable para culminarla. Pero no es indispensable recibirla de hecho. Es suficiente tenerla con el deseo, como con el deseo o la intención se tiene el fin.
La otra diferencia está en que por el bautismo el hombre se ordena a la eucaristía. De ahí que, por el mismo hecho de que los niños se bautizan, están orientados por la Iglesia hacia la eucaristía. Por consiguiente, de la misma manera que creen con la fe de la Iglesia, así con la intención de la Iglesia desean la eucaristía, y, por ende, reciben la cosa significada por ella. Pero no hay un sacramento anterior que les oriente hacia el bautismo. Por lo que, antes de recibir el bautismo, los niños no le reciben con el deseo, sino solamente los adultos. Por eso, los niños no pueden recibir la cosa significada sin la recepción del sacramento. Por tanto, la eucaristía no es indispensable para la salvación de la misma manera que el bautismo.
A las objeciones:
1. Comentando este texto de San Juan, dice San Agustín que las palabras esta comida y esta bebida, o sea, la de su cuerpo y la de su sangre, quieren significar la sociedad de su cuerpo y de sus miembros que es la Iglesia, formada por los predestinados, llamados, justificados, santos glorificados y fieles. Por lo que, como él mismo dice en la carta a Bonifacio: Nadie puede tener la menor duda de que cada uno de los fieles se hace partícipe del cuerpo y de la sangre del Señor cuando por el bautismo se convierte en miembro de Cristo. Ni debe considerársele privado de participar en el pan y en el cáliz a quien fue integrado en la unidad del cuerpo de Cristo y partió de este mundo antes de comer ese pan y de beber ese cáliz
2. Hay una diferencia entre el alimento corporal y el espiritual, y es que el alimento corporal se convierte en la sustancia de quien lo come, por lo que el hombre no puede conservar su vida si no ingiere este alimento. Pero el alimento espiritual transforma al hombre en sí mismo, como dice San Agustín en el libro de Confess., quien parece como que oyó la voz de Cristo que le decía: Tú no me convertirás en ti, como haces con el alimento de tu carne, sino que tú te convertirás en mí. Ahora bien, uno puede transformarse e incorporarse a Cristo con la intención de su mente, aunque no reciba el sacramento. Luego no es viable la comparación.
3. El bautismo es el sacramento de la muerte y de la pasión de Cristo en el sentido de que el hombre es regenerado en Cristo por la virtud de su pasión. Pero la eucaristía es el sacramento de la pasión de Cristo en el sentido de que el hombre queda unido perfectamente a Cristo en su pasión. Por lo que, de la misma manera que al bautismo se le llama sacramento de la fe, que es el fundamento de la vida espiritual, así a la eucaristía se la llama sacramento de la caridad, que es vínculo de perfección, como se dice en Col 3,14.