VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN JOSÉ DE CALASANZ, Confesor




27 de agosto del Año del Señor

SAN JOSÉ DE CALASANZ,
Confesor

El Espíritu del Señor reposó sobre mí;
por lo cual me ha consagrado con su unción,
y me ha enviado a evangelizar a los pobres.
(Lucas, 4, 18).


Este santo consagró su vida a la educación cristiana de la niñez. En su juventud, reunía ya a su alrededor a los niños para enseñarles las oraciones y los misterios de la religión. Ordenado sacerdote, se dedicó primero a la predicación en España, su patria; pero, sintiéndose llamado a vida más perfecta aun, se trasladó a Roma, donde la vista de un tropel de niños entregados a los vicios a los que arrastra la falta de educación, le inspiró el pensamiento de fundar escuelas pías. Asoció a su intento a varios eclesiásticos animados de los mismos sentimientos, y su congregación fue erigida por S.S. Gregorio XV en Orden religiosa, bajo el nombre de Clérigos regulares de la Madre de Dios de las escuelas pías.


ORACIÓN

Oh Dios, que por San José de Calasanz, vuestro confesor, habéis dado a la Iglesia un nuevo auxilio para formar a la infancia en el espíritu de inteligencia y de piedad, concedednos, por sus ejemplos e intercesión, la gracia de practicar y enseñar vuestra doctrina, de modo que merezcamos las recompensas eternas. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE LA INSTRUCCIÓN
DE LOS POBRES

I. Hombres apostólicos, aprended de San José a instruir a los pobres. Esta función no es brillante a los ojos de los hombres, pero es grande ante los de Dios y digna de todo vuestro celo. Es fecunda en méritos y en consuelos para vosotros, y en frutos de salvación para esas pobres almas, ¡ay! muy a menudo abandonadas. No se os ama, Señor, porque no se os conoce; si el mundo os conociese, os amaría. (San Agustín).

II. Padres de familia, velad por la instrucción de vuestros servidores. Enviadlos a la Iglesia para que aprendan en ella el camino del cielo; instruidlos vosotros mismos sobre los deberes que la religión les impone. Una palabra de vuestra boca hará mucha impresión en su corazón; no toleréis sus vicios, y demostrad bondad especial a los que son más virtuosos. ¡Qué gloria para vosotros, si ganáis para Dios el alma de vuestro servidor! No repeláis a vuestros servidores, poseen la misma naturaleza que vosotros. (San Ignacio).

III. Si tu posición no te permite trabajar en la instrucción y edificación de tu prójimo, por lo menos ora a Dios por la conversión de los pecadores. Tus oraciones atraerán acaso más almas a Dios que los trabajos de los hombres apostólicos. Mientras ellos riegan la tierra con su sudor y su sangre, tú obtendrás del Cielo la gracia, ese rocío celestial que la debe hacer fértil. ¿Qué haces tú por la conversión de los pecadores? Por lo menos humíllate: y si nada puedes hacer por la salvación de los demás, trabaja seriamente por salvar tu alma.

*Así es, mis queridos hermanos. Hoy sólo nos queda la posibilidad y la obligación de rezar por la conversión y salvación de nuestro pobre prójimo, no existiendo ya la Iglesia Jerárquica al haber sido quitado de en medio el obstáculo del Papado, que era quien proporcionaba cohesión al Cuerpo Místico, y daba la misión y jurisdicción a los Clérigos y Religiosos para poder funcionar válida y lícitamente, por lo que todos los que poblamos el orbe somos laicos a ojos de Dios Uno y Trino. De lo cual se sigue forzosamente que todo saltó por los aires el nefasto día del 8 de diciembre de 1965, cuando el impío Anticristo Montini-Pablo 6 logró con infinita perversidad engañar a los Obispos y Cardenales, que eran los Sucesores de los Apóstoles, haciéndoles apostatar miserablemente a ojos del orbe incrédulo en el triste momento en que esos desgraciados estamparon sus firmas en las archi-heréticas actas y declaraciones conciliares, aceptando y haciéndose partícipes de las aberraciones y blasfemias redactadas por el Anticristo en dichas actas, perdiendo así la sal con la que debían sazonar al mundo, no sirviendo nada más que para ser echados fuera y ser pisados por los gentiles. El mayor servicio y favor que podemos hacer a las almas hoy es, pues, el alertarlas acerca de la gravísima situación en la que nos encontramos, advirtiéndolas contra los hipócritas lobos con piel de cordero que buscan infiltrarse en el Rebaño para destrozar a quienes tengan la inmensa desgracia de caer en sus garras y creerse sus perversas fábulas de desobediencia al Papado. Contra esos falsos cristos y falsos profetas de las sectas heréticas y cismáticas engendradas por Lefebvre, Thuc, Schuckardt, Kelly y Georges de Nantes es contra quienes más hay que clamar realmente, pues al vulgar bruto apóstata y masón destructor de Bergoglio se le ve venir de frente, pero esos engreídos fariseos sectarios son más sutiles y difíciles de detectar, al revestirse de la piel de oveja que son sus falsas mitras, sotanas y hábitos religiosos que ninguno de ellos posee. Que San José de Calasanz interceda por nosotros y nos alcance ese amor por la Verdad que nos haga despreciar cualquier falso escrúpulo y vencer cualquier cobarde respeto humano que se oponga a la defensa de la honra y gloria de Dios.


Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


27 de Agosto del Año del Señor.
SAN JOSÉ
DE CALASANZ,
Confesor

n. 11 de septiembre de 1556 en Peralta (Aragón), España;
† 25 de agosto de 1648 en Roma, Italia

Patrono de universidades; escuelas; escuelas rurales; alumnos de escuelas; estudiantes.

El Espíritu del Señor reposó sobre mí; por lo cual me ha consagrado con su unción y me ha enviado a evangelizar a los pobres. (Lucas 4, 18)

+ San José de Calasanz, Presbítero y Confesor, que fue Fundador de la Orden de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, y durmió en el Señor el 25 de Agosto.
+ En Potenza de Lucania, el triunfo de los santos Aroncio, Honorato, Fortunato y Sabiniano, hijos de los santos Bonifacio y Tecla, los cuales, imperando Maximiano, por orden del Juez Valeriano, fueron condenados a pena capital. Su fiesta, junto con la de los otros ocho hermanos, se celebra el día 1 de Septiembre.
+ En Bérgamo, san Narno, que, bautizado por san Bernabé, fue por él ordenado primer Obispo de aquella ciudad.
+ En Capua, el triunfo de san Rufo, Obispo y Mártir, que gozando la dignidad de patricio, fue con toda su familia bautizado por san Apolinar, discípulo de san Pedro.
+ Allí mismo, los santos Mártires Rufo y Carpóforo, que padecieron en tiempo de Diocleciano y Maximiano.
+ En Tomis del Ponto, los santos Mártires Marcelino, Tribuno, su mujer Manea, y sus hijos Juan, Serapión y Pedro.
+ En Lentini de Sicilia, santa Eulalia, Virgen, la cual, por ser cristiana, acuchillada por su hermano Sermiliano, pasó al celestial Esposo.
+ El mismo día, el triunfo de santa Antusa la menor, la cual sumergida en un pozo por la fe de Cristo, consiguió el martirio.
+ En Arlés de Francia, san Cesareo, Obispo, varón de admirable santidad y religión.
+ En Autún, san Siagro, Obispo y Confesor.
+ En Pavía, san Juan, Obispo.
+ En Lérida de la España Tarraconense, san Licerio, Obispo.
+ En la Tebaida, san Pemón, Anacoreta.
+ En Septémpeda del Piceno, santa Margarita, Viuda.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.