VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

JESUCRISTO VIVE VERDADERAMENTE EN LA TIERRA. PORQUE DEJÓ A SU VICARIO LA PLENITUD DE SUS PODERES, Y ESPECIALMENTE SU INFALIBLE MAGISTERIO.

Amó tanto Dios al mundo que le dió su Hijo unigénito; amó tanto Dios al mundo que quiso que su Hijo unigénito visiblemente enseñara y rigiera por siempre a la humanidad regenerada por medio de un Vicario, órgano y representante suyo. Confiesa el cristiano que Dios unió la naturaleza divina con la humana en la persona de Jesucristo; ¿por qué ha de extrañar que en la persona del Papa haya juntado los poderes divinos con la flaqueza de la carne? No hacemos Dios al Papa, sino representante de Dios; no le convertimos en ídolo, reconocemos tan sólo que recibió de Jesucristo el cargo de guiar infaliblemente las conciencias por las sendas de la salvación.

1. Jesucristo vive verdaderamente en la tierra. Porque dejó a su Vicario la plenitud de sus poderes, y especialmente su infalible magisterio.

2. El Papa posee en sí mismo todo el poder concedido a la Iglesia. Este poder no reside en él solo, pero se halla en él como en la fuente desde la cual se derrama por el episcopado. Todo católico debe, pues, estar unido a la Santa Sede con el mismo amor y adhesión que a la Iglesia misma. Autores eminentes han hablado de «la devoción al Papa;» ¿quién se atreverá a tachar de exagerado, por sublime que sea, este lenguaje?


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