VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA (XVIII) por Aloysius Bellecius SJ


LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA 
(Aloysius Bellecius SJ, Madrid, 1867). 


CONSIDERACIÓN.
Sobre la indiferencia a todo lugar, todo empleo, todo estado de salud y grado de perfección. (Final)

III. A fin de que no se debilite con el tiempo nuestra resolucion , creamos firmemente que , a excepcion del pecado , todo lo que sucede en el universo , lejos de ser el efecto de un ciego acaso, es el cumplimiento de la voluntad de nuestro Padre celestial , que no solamente lo prevee todo, sino que amándonos sin medida , todo lo dispone, notémoslo bien , todo con suavidad (1 ) , equidad y sabiduría , con una moderacion y prudencia infinitas . Por consiguiente , tengamos por cierto que es Dios quien por medio de nuestros superiores nos señala tal lugar , tal ministerio , tal ocupacion : que su mano paternal es la que nos envia tal enfermedad , tales adversidades : en una palabra , que Dios , sí , Dios es quien quiere que vivamos en tal lugar, que desempeñemos tal cargo , que trabajemos en la adquisicion de tal grado de perfeccion , y que padezcamos tales dolores corporales , tales aflicciones espirituales .


Pero no , se dice , nada menos que la voluntad de Dios : no es más que una intriga de los que me tienen envidia , es una fatal prevencion de los superiores , una cuestion de partido , una pura acepcion de personas : es una venganza , un rencor , un odio , una rivalidad , he aquí la causa del mal . Tal es la opinion que uno se forma en la precipitacion de sus juicios , pero acaso con menos fundamento que temeridad ; porque muy á menudo se engaña nuestro espíritu , entregado á sus penas , y lo que nuestra imaginacion recelosa presume que ha podido suceder , lo creemos ya un hecho consumado.


Supongamos sin embargo que la cosa es como se pretende : demos que la malicia de los hombres es la fuente corrompida de las adversidades , cuya amargura experimentamos : ¿ qué se sigue de aquí ? Confieso que obran mal , que la santidad de Dios reprueba su conducta , y que su justicia les muestra el suplicio que la ha de castigar ; con todo , yo digo y sostengo que el soberano Señor del universo , aunque no quiere el pecado , quiere sin embargo su efecto y que ese lugar, ese oficio , esa enfermedad , esos disgustos , toda vez que no son pecados , son por consiguiente el objeto de la divina voluntad , por más que sean la consecuencias de las faltas de otros .


Así , aunque el Señor de las virtudes ( 2 ) hubiese detestado la venta de José , aprobó sin embargo su permanencia en Egipto y el cargo que allí desempeñó . Dios me ha enviado, lo confiesa él mismo , Dios me ha enviado delante de vosotros á Egipto (3) . Notémoslo : Dios , no la envidia de sus hermanos , sino la providencia de lo alto . Lo mismo , aunque todas las miserias y calamidades que vinieron sobre Job , procedian de la malicia de Satanás , todas eran sin embargo el objeto del eterno beneplácito de Dios . El Señor me lo ha dado , el Señor me lo ha quitado (4) : tal es el testimonio del mismo Job . Hagámonos cargo de sus palabras : no Satanás , sino el Señor . En fin , el Padre celestial condenó el furor de los judíos , y sin embargo , Él mismo habia decretado la muerte de su Hijo ; así decia Jesucristo á S. Pedro : ¿ No quieres que beba el cáliz que me ha dado mi Padre (5) ? No dice el cáliz de los judíos , sino el cáliz que le ha dado su Padre.


Por una conducta semejante pues , la santidad de Dios condenará la malevolencia de nuestros compañeros , la imprudencia de nuestros superiores , la envidia de nuestros rivales ; pero con todo , Él exige de nosotros esta posicion , este infortunio , esta opresion , que es su resultado . ¡ Oh religioso ! no es la envidia de tus hermanos , sino la Providencia del cielo ; no es Satanás , sino el Señor ; no es el odio , sino tu Padre quien te ha relegado á Egipto , quien te ha enviado esos males , quien te ha alargado ese cáliz .


Dios , Dios quiere que estés en ese puesto , que desempeñes ese cargo , que padezcas esa enfermedad , que estés como escondido y envilecido en ese rincon , que te aflijan esa adversidad , ese desprecio , esa persecucion . Sí , Dios lo quiere : que el mundo razone , que el amor propio se queje : Dios lo quiere.


Y lo quiere proponiéndose siempre nuestro mayor bien : Él procura , ¡ oh ! suplid , espíritus bienaventurados , nuestra insuficiencia para adorar las bondades del Criador; Él procura en toda ocasion nuestra propia utilidad con una caridad tan previsora que , si se descorriese el velo , si nos fuese dado penetrar los secretos de la divina Providencia sobre nosotros , aprobariamos sin reserva lo que ahora nos da tanta pena , y no hariamos uso de nuestra libertad sino para escoger lo que nos sucede por permision del cielo .


¿ Cómo podria suceder otra cosa ? El Ser infinitamente perfecto , á cuyos ojos no hay nada oculto ( 6 ) , sabe lo que nos es más ventajoso , y puede tambien dárnoslo , toda vez que puede todo lo que quiere (7) . Él nos lo dará pues , porque nos ama como la pupila de sus ojos (8) : Él nos lleva en su seno como una nodriza suele llevar al pequeñuelo (9) ; por consiguiente todo lo que nos sucede por disposicion suya , nos sucede para nuestro mayor bien .


Sí , el Dios de las virtudes no solamente ordena todas las cosas en número peso y medida ( 10 ) , sino que además nos gobierna con grande miramiento (11) , cambiando por nosotros el mal en bien (12) , y haciéndonos sacar provecho hasta de la misma tentacion (13) . Arrojémonos , pues , enteramente , con una perfecta indiferencia para todo , en los brazos de un padre , que nos conduce con tanto amor, y digamos con S. Ignacio de Loyola : Haced de mi como sabeis que me conviene , y como quereis, porque ya sé que me amais . Que este grito de victoria : ¡ Dios lo quiere ! sea el celestial é impenetrable escudo con que rechacemos los asaltos de nuestro indócil corazón , y no aflojemos un punto hasta que hayamos llegado a la perfección de la dichosa indiferencia .


(1 ) Sap. , VIII. , 1. (2) Ps . XLVI , 8. ( 3 ) Génesis , XLV , 5 . (4) Job , I , 21. (5) Joan. , XVIII , 11 . (6) Eccli. , XXXIX , 24. (7) Sap . XIV , 18 . (8) Deut . , XXXII , 10 . (9) Núm . , XI , 12 . (10 ) Sap . , XI , 21 . (11) Ibid. , XII , 18 . (12) Génesis , L , 20. (13) 1 Corinth . , X , 3.


Continuará...