VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

TAMBIÉN EL FILÓSOFO ROUSSEAU CONFESABA EN ESE SENTIDO GENERAL QUE LA AUTORIDAD VIENE DE DIOS


John Wiclef & Rousseau

Salta a la cara de todo hombre reflexivo que esta explicación es un trampantojo para eludir la fuerza de la divina palabra y las censuras de la Iglesia, y no parecer ante la sociedad como ateos. En esa teoría la autoridad o jurisdicción, ese ser moral es hechura de la voluntad humana, sale de las manos de los hombres, como todas las obras humanas que no bajan del cielo, y es un compuesto de varias cesiones de la libertad de muchos hombres formado por un pacto, cosa que en un lenguaje correcto, obvio y comúnmente recibido jamás se ha dicho que venga de Dios. 

¿Por ventura no sabia el Espíritu Santo que cuanto existe sobre la tierra o tienen los hombres es obra del Criador ? ¿A qué fin pues decir de un modo especial de la potestad que viene de Dios? ¿No sería esto hacer ridículo al mismo Autor de la divina Escritura? Además, en la teoría de nuestros adversarios el pueblo es el soberano, y los gobernantes sus representantes o comisarios, y por consiguiente si faltan a su deber pueden ser castigados por el pueblo soberano: y esta es cabalmente la doctrina condenada por el Concilio ecuménico de Constanza contra Wiclef. 

También el filósofo Rousseau confesaba en ese sentido general que la autoridad viene de Dios: «Todo poder (escribe ese autor del Contrato Social) viene, de Dios: yo lo confieso; pero también las enfermedades vienen de Dios; y por esto deberá decirse que me sea prohibido llamar al médico?» 
Y esto no embargante, las utopías del filósofo de Ginebra son proscritas por la Santa Sede y por la opinión común de los sabios. 

Es pues evidente que, cuando la divina Escritura, hablando del poder civil, dice: no hay potestad que no venga de Dios, no entiende enseñar que el Supremo Hacedor haya dado en la creación a cada individuo de la especie humana ese derecho, o ese ser moral, como dividido en tantos pedazos cuantos son los hombres, para que después por medio de pactos y cesiones formen esa entidad completa que llamamos autoridad, potestad, o poder civil.

 

El Equilibrio entre las dos potestades
Rdo P. F. Pedro Gual