VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

TRATADO DE LA VIRTUD SÓLIDA, por el Rev. P. Bellecius, SJ. (1)


TRATADO DE LA VIRTUD SÓLIDA,
por el R.P. Bellecius SJ, Cincinnati, 1914.

PREFACIO DEL AUTOR

San Ignacio, vivamente impresionado por estos oráculos de la Escritura: "Sed perfectos" (Mateo 5, 48), "Sed santos" (Lev. 11,44), y "Dios desea vuestra santificación" (I Tes. 4, 3), recomienda encarecidamente a todos sus Religiosos "no escatimar ningún esfuerzo en la adquisición de la piedad (virtud) sólida y perfecta" (Instituc. de los Jesuitas, 10ª parte, 2). Es este consejo importante y saludable que nos ha inspirado la idea para esta obra.


La virtud sólida es el estado de un alma confirmada en la virtud por una larga práctica de buenas obras. El objetivo de este trabajo es establecernos en ese feliz estado en el que nuestra voluntad está, por decirlo así, naturalmente inclinada a producir actos sobrenaturales en todas las ocasiones con prontitud, fervor, pureza de intención, y perseverancia.


En la Primera Parte de esta obra nos esforzaremos por eliminar los obstáculos que aparecen en el camino de la práctica de la virtud sólida; en la Segunda, señalaremos los medios para adquirir esta virtud; y en la Tercera explicaremos los motivos que nos urgen a perfeccionarnos diariamente en ella. La primera parte se refiere pues a la vía purgativa, la segunda a la iluminativa, y la tercera a la vía unitiva: explicaremos y demostraremos la verdad de estas relaciones a la conclusión de cada una de las tres partes.


Podemos contar seis obstáculos principales para la virtud sólida: el pecado venial, la tibieza, el abuso de la gracia, la pasión dominante, el respeto humano, y la pereza a la hora de levantarse por la mañana. A estos seis obstáculos opondremos seis medios de fortificarnos en el camino hacia la santificación: la perfección de nuestras acciones ordinarias, la meditación, el recogimiento interior, la Sagrada Comunión, el examen particular, y un retiro de tres días dos veces al año. Finalmente, también propondremos seis motivos importantes para tender a la perfección: lo que nos enseña la Fe acerca de la virtud sólida, el temor a los males que afligen a quienes no practican dicha virtud, la esperanza de las bendiciones de la cual es la fuente, el amor de Dios que exige y merece que seamos sólidamente virtuosos, la felicidad de la cual gozan los que son perfectos, y finalmente la corona reservada a la perseverancia.


Estos obstáculos, medios, y motivos no son, es cierto, los únicos que podrían alegarse para la práctica de la virtud sólida; mas como son los más importantes nos dedicaremos exclusivamente a ellos en las siguientes consideraciones. Además, podemos referirnos a ellos como su principio, todo lo que concierne a la teología ascética, de la cual son la parte más destacada.

Continuará...