Santo Tomás de Aquino
PRIMER PUNTO
EL PECADO OFENDE A DIOS
Considera entonces cuán grave es el pecado y cuál es la maldad del pecador. Viola las leyes de Dios; abusa de sus gracias; ¡desprecia su amor! Siendo cada insulto, según el razonamiento de Santo Tomás, tanto más grave cuanto más elevada es la persona ofendida (1), se sigue necesariamente que el pecado es en cierto modo infinito, es decir, que tiene una malicia infinita, ya que ¡ofende a Dios que es infinito en sí mismo! (2) Horrible malicia, o más bien locura. ¡Es extraño que una criatura miserable, un átomo, una nada, se atreva a ofender a una Grandeza, a una Majestad infinita, que le dio todo lo que es, y que con una sola mirada podría aniquilarla! Pero, ¿cómo podremos satisfacer a Dios por tantos pecados que hemos cometido? Aun cuando todas las criaturas del mundo se transformaran en corazones y se rompieran de dolor, incluso si todos los ángeles del cielo pudieran someterse al tormento de la cruz por toda la eternidad, todo esto no podría satisfacer a Dios por un solo pecado mortal. Aún hay más: la sabiduría de Dios, por infinita que sea, no podría inventar un castigo que fuera igual a la gravedad del pecado (3); y mil infiernos, mil veces más crueles que el que atormenta a los demonios y a los condenados, nunca podrían castigar suficientemente un pecado mortal, porque estas satisfacciones o estos castigos serían siempre finitos, y el pecado es infinito. (4)
(1) Tanto offensa est gravior, quanto major est in quem delinquitur. D. Th.3.Q.1, A.2.
(2)Ideo peccatum contra Deum commissum quamdam infinitatem habet ex infinitate divinae Majestatis. Ibid.
(3) Etiam Deus sapientissimus pœnam mortali peccato correspondentem excogitare non potest. D. Th. Op. 63.
(3) Etiam Deus sapientissimus pœnam mortali peccato correspondentem excogitare non potest. D. Th. Op. 63.
(4) Nec, ad digne puniendum, mille inferi peccato puniendo responderent. Ibid.
Continuará...
Continuará...
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