VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SANTA CECILIA, Virgen y Mártir

 


22 de noviembre del Año del Señor
SANTA CECILIA,
Virgen y Mártir

Mira que vengo pronto:
mantén lo que tienes,
no sea que otro se lleve la corona.
(Apocalipsis, 3, 11)


Santa Cecilia, de la ilustre familia de los Cecilios Metelos, gustaba de los cánticos sagrados y acompañábase con un instrumento cantándolos. Se preparó para el matrimonio con tres días de mortificaciones; después declaró a Valeriano su esposo, patricio pagano, que tenía a un ángel como guardián de su virginidad. Por el deseo de verlo se convirtió Valeriano, y en efecto, lo vio, llevando dos coronas, una para el mismo Valeriano y otra para su virginal esposa. Cecilia, urgida por el prefecto Almaquio, para que dijera dónde estaban sus tesoros: "Están -le dijo- en seguridad en manos de los pobres". Sufrió el martirio con su esposo y Tiburcio su cuñado.


ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos regocijáis con la solemnidad de la bienaventurada Cecilia, vuestra virgen y mártir, haced que al ofrecerle el tributo de nuestros homenajes, imitemos la santidad de su vida. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE EL BUEN USO
DE LAS GRACIAS DE DIOS

I. Dios da a cada uno las gracias necesarias para alcanzar el grado de santidad a que Él lo destina. Si aprovechamos estas gracias, obtendremos otras mayores. San Valeriano escuchó los consejos de Santa Cecilia; como recompensa, Dios lo llamó al bautismo y, después, al martirio. ¿Cuántas gracias rechazas tú? Nos quejamos de que nos falta la gracia, pero podría decirse con más razón que somos nosotros quienes faltamos a la gracia. (San Bernardo).

II. Existen gracias correspondientes a la vocación que Dios quiere que abracemos. Para recibirlas, hay que seguir el llamado del Señor; con la ayuda del cielo, las más grandes dificultades se desvanecen. Esto hace que tantas santas almas estén alegres y contentas en medio de las austeridades de la penitencia, mientras los mundanos, que han entrado a un estado de vida por capricho o interés, gimen y son desdichados en el seno de las riquezas y de los placeres.

III. Si no correspondes a las gracias que Dios te concede, dará a otro las gracias eficaces que te estaban destinadas. Así, San Matías ocupó el lugar del traidor Judas y obtuvo su corona. ¡Qué pena para este pérfido ver, desde el fondo del infierno, el lugar que hubiera ocupado en el cielo entre los Apóstoles, si hubiera correspondido a su vocación! ¡Ah! cuán admirable es Dios cuando nos atrae hacia Él: mas, ¡cuán terrible cuando nos abandona! (San Agustín).

*Así es, mis queridos hermanos. Dios nos ha predestinado a cada uno desde toda la eternidad a un grado concreto de santidad o de Caridad, al cual debemos tender con todas nuestras fuerzas y anhelos, pidiéndole a Él que nos ayude con Su gracia a alcanzar ese lugar que nos ha reservado en la Jerusalén celestial. Para merecer obtener nuevas gracias, debemos ser fieles y aprovechar los auxilios que el cielo nos ha enviado, pues Dios no se deja vencer en generosidad y va colmando a las almas que se le entregan sin reservas con mayores dones espirituales. Se sigue de ello que el mundo no es el lugar más propicio para avanzar en la vida espiritual, sino todo lo contrario, pues prácticamente todo cuanto hay en el mundo conspira contra el silencio y la búsqueda de intimidad con Dios, ya que el mundo vive en la incredulidad y el escándalo permanentes, sujeto a la triple concupiscencia con la que el diablo lo tiene hipnotizado. Por tanto, quienes quieran tocar el Corazón amoroso del Señor deberán hacerse violencia y apartarse del mundo todo cuanto puedan, teniendo en cuenta que hoy ya no es posible retirarse a una Orden religiosa al haber sido eclipsada la Iglesia por la inmunda Ramera del Anticristo, que ha ocupado todas sus estructuras externas, por lo que todo cuanto vemos son franquicias del Ánomos, no habiendo ya ni un solo lugar en el orbe donde puedan refugiarse las almas de vida interior que quieran consagrarse al servicio de Dios. Se trata de un enorme sacrificio el que debemos hacer quienes hemos sido llamados a una mayor intimidad con Dios, qué duda cabe, pues debemos sublimar la vocación a la vida religiosa y sacerdotal, ya que no hay ningún Papa que nos pueda amparar y defender contra el mundo y sus innumerables lacayos, pero este sacrificio es glorioso a los ojos de Dios, que sabe bien en qué estrechez nos hallamos, rodeados por todas partes por lobos y perros que odian la Palabra de Dios. Pero en todo triunfaremos mediante la fuerza invisible de la Fe en Dios Uno y Trino, Fe que mueve montañas y convierte reinos. Que Santa Cecilia nos obtenga esa perseverancia y ese amor por la pureza que nos haga almas santas y desposadas con el Esposo, para que jamás volvamos a revolcarnos en el fango de la inmundicia de las pasiones infames. Con paciencia y Caridad, triunfaremos de todos nuestros enemigos, visibles e invisibles, pues quien a Dios tiene, todo lo posee y nada le falta.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


22 de Noviembre del Año del Señor.
SANTA CECILIA
Virgen y Mártir
† decapitada hacia el año 177

Patrona de la Academia de Música de Roma; música; músicos; cantantes; compositores; poetas; fabricantes de instrumentos musicales; mártires.

Mira que vengo pronto: mantén lo que tienes, no sea que otro se lleve la corona. (Apocalipsis 3, 11)

+ Santa Cecilia, Virgen y Mártir, que, hermoseada con la púrpura de su sangre, pasó al celestial Esposo el día 16 de Septiembre.
+ En Colosos de Frigia, los santos Filemón y Afías, discípulos de san Pablo; los cuales, en tiempo de Nerón, habiendo invadido los Gentiles la Iglesia en la fiesta de Diana, huyendo los demás, fueron ambos detenidos y azotados de orden del Presidente Artocles; luego, metidos en una hoya hasta la cintura, murieron apedreados.
+ En Roma, San Mauro, Mártir, que habiendo llegado de África a los sepulcros de los Apóstoles, siendo Emperador Numeriano y Celerino Prefecto de la ciudad, combatió por la fe.
+ En Antioquía de Pisidia, el martirio de los santos Marcos y Esteban, en tiempo del Emperador Diocleciano.
+ En Autún, san Pragmacio, Obispo y Confesor.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


 

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