13 de noviembre del Año del Señor
SAN NICOLÁS I
Papa (867)
San Nicolás nació en Roma. Elegido el 24 de abril de 858, murió el 13 de noviembre de 867. Después de varias disputas con el Emperador Ludovico II, organizó junto con éste una armada contra los sarracenos. Defendió exhaustivamente la libertad de la Iglesia contra Forzio. Fijó la fiesta de la Asunción al 15 de agosto.
Intervino en la controversia del patriarcado de Constantinopla, lo que provocó la ruptura entre Roma y Bizancio. Fue llamado el Grande por las victorias, según el significado de su nombre, que se interpreta vencedor. Sucedió a Benedicto III y era diácono de la Iglesia de Roma, su patria, cuando subió a la Sede Pontificia el día 24 de abril del año 858, siendo consagrado el mismo día en la Iglesia de San Pedro, y hallándose presente el emperador Luis II.
En 860 envió legados a Constantinopla para examinar la causa de San Ignacio y pronunció anatemas contra Focio, hombre artificioso y soberbio, autor del deplorable cisma que aún divide las Iglesias latinas y griega. Nicolás resistió también a diferentes príncipes, y entre otros de los muchos con que acreditó su firmeza, es digno de notarse aquel en que obligó al emperador Lotario a que se separase de Valdrada, su concubina, después de anular los decretos de los concilios que habían aprobado el divorcio de dicho príncipe con Teutberga, su esposa.
La paternal solicitud del Pontífice por la propagación de la fe dio por resultado la conversión de Bógoris, rey de los búlgaros, quien con motivo de una hambre que afligía a sus Estados, y de la que se libertó a sí y a sus pueblos invocando al Dios de los cristianos, en 865 abrazó la religión cristiana con una gran parte de su nación.
El año siguiente envió este rey a su propio hijo y a muchos señores principales de su corte a Roma, con ofrendas para San Pedro y con el encargo de pedir al Sumo Pontífice obispos y sacerdotes, consultándole al mismo tiempo acerca de 106 cuestiones que tenían relación con el culto y las costumbres, a las cuales contestó el Pontífice con otros tantos artículos que son célebres en la historia de la disciplina eclesiástica.
Por el mismo tiempo mandó Nicolás tres legados a Constantinopla, pero habiendo sido indignamente maltratados al llegar a las fronteras del Imperio, se vieron obligados a volverse a Roma. En 867 el heresiarca Focio juntó un conciliábulo en Constantinopla, en el cual se pronunció sentencia de deposición contra el Papa Nicolás, y de excomunión contra todos los que comunicaban con él, y se declaró que la traslación del Imperio romano al Oriente llevó la cátedra pontifical de San Pedro, dando la primacía sobre toda la Iglesia a Constantinopla, nueva Roma.
Afligido el corazón del Pontífice por aquellos excesos que turbaban la paz, escribió entonces a los obispos de Francia, que se hallaban reunidos en el concilio de Troyes, una carta llena de unción y de caridad, en la cual les daba cuenta del estado de las cosas, y acababa exhortándoles a trabajar con todas sus fuerzas para reconquistar la unidad que los díscolos habían roto. Poco después de este suceso, afligido por los males de la Iglesia, y en medio de los trabajos importantes que había emprendido para aliviarlos, Nicolás acabó santamente sus días, muriendo el 13 de noviembre del año 867, después de un glorioso pontificado.
El mundo cristiano lloró la pérdida de este Pontífice con muestras de sensible dolor; y especialmente fue llorado en Roma, donde sustentaba diariamente y sin excepción a todos los pobres que no podían proporcionarse el sustento. La Iglesia le ha colocado con toda solemnidad en el número de los Santos; y sus contemporáneos le dieron el título de Grande, título que la posteridad ha confirmado, pues en efecto fue uno de los más insignes y virtuosos Pontífices que han ocupado la silla de San Pedro.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA
DE SAN ESTANISLAO DE KOSTKA
I. Este joven conservó una pureza angélica en medio de la corrupción del mundo, gracias a su devoción a la Santísima Virgen, a su espíritu de mortificación y a la frecuencia en recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Sin la piedad y la mortificación, no conservarás tú nunca la inocencia ni la gracia de Dios en el mundo. La mortificación nos despega de las creaturas; la piedad nos une al Creador.
II. Durante su noviciado, trabajó por adquirir la santidad con tanto ardor como si antes hubiese sido un gran pecador. Si, por la gracia de Jesucristo, te has desembarazado de los bienes del mundo, esfuérzate como valiente atleta de Jesucristo, en desapegarte de ti mismo. He aquí el medio de ser coronado durante toda la eternidad. El atleta no obtiene victoria por el solo hecho de desvestirse para la lucha: será coronado sólo después de haber combatido valerosamente. (San Paulino).
III. El amor divino desató su hermosa alma de su casto cuerpo con muerte exenta de dolor, de temor y de tristeza. Nada le costaba dejar el mundo con sus riquezas y sus placeres: había abandonado todo esto por Jesucristo. Antes bien, ¡cuán dulce le era ir a recibir la recompensa que Jesús ha prometido a los que renuncian a todo para seguirlo! El camino que tomó abrazando la vida religiosa es, lo confieso, angosto y difícil, pero conduce a la felicidad. El camino del mundo es ancho y cómodo, pero conduce al precipicio. La vía es estrecha, pero conduce al cielo. (San Clemente de Alejandría).
ORACIÓN
Oh Dios, que entre otros milagros de vuestra sabiduría habéis dado, a una edad todavía tierna, una santidad consumada, haced os lo suplicamos que a ejemplo del bienaventurado Estanislao, ganando el tiempo perdido mediante un trabajo asiduo, marchemos rápidamente hacia el descanso eterno. Por J. C. N. S. Amén.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.
SAN ESTANISLAO
DE KOSTKA
Confesor
n. 28 de octubre de 1550 en Rostkovo, Polonia;
† 15 de agosto de 1568 en Roma
† 15 de agosto de 1568 en Roma
Dios, por el cual habéis sido llamados a la compañía de su Hijo Jesucristo Nuestro Señor, es fiel. (1 Corintios 1, 9)
+ San Diego, Confesor, de la Orden de Menores, cuyo tránsito fue el día de ayer.
+ En Ravena, el triunfo de los santos Mártires Valentín, Solutor y Víctor, que padecieron siendo Emperador Diocleciano.
+ En Aix en la provincia Narbonense, san Mitrio, celebérrimo Mártir.
+ En Cesarea de Palestina, el suplicio de los santos Antonino, Zebina, Germán y Ennata, Virgen. Ésta, en el imperio de Galerio Maximiano, después de azotada, fue quemada; los otros, por reprender con intrépida libertad al Presidente Firmiliano, que impíamente sacrificaba a los dioses, fueron decapitados.
+ En África, los santos Mártires Españoles Arcadio, Pascasio, Probo y Eutiquiano; los cuales, en la persecución Vandálica, por no querer condescender en modo alguno con la perfidia Arriana, fueron primeramente proscritos por el Rey Arriano Genserico; después condenados a destierro y atormentados con atrocísimos suplicios, y por último, fueron ejecutados con diferente género de muerte. Descolló en esta ocasión la constancia de Pablito, niño de corta edad, hermano de los santos Pascasio y Eutiquiano, el cual, no pudiendo de ningún modo ser apartado de la fe católica, fue por largo tiempo apaleado y condenado a la más abyecta esclavitud.
+ En Roma, san Nicolás I, Papa, distinguido por su fortaleza apostólica.
+ En Tours de Francia, san Bricio, Obispo, que fue discípulo de San Martín Obispo.
+ En Toledo de España, san Eugenio, Obispo.
+ En Auvernia de Francia, san Quinciano, Obispo.
+ En Cremona de Lombardía, san Homobono, Confesor, a quien, esclarecido en milagros, puso en el número de los Santos el Papa Inocencio III.
+ En Polonia, san Estanislao de Kostka, Confesor cuyo tránsito se conmemora el 15 de agosto.