VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LA CONFIGURACIÓN DE LA SILLA PESTILENTE DE UTRECHT


Dominique Marie Varlet
Obispo de Babilonia
Jansenista

Con la introducción del Calvinismo en Holanda se interrumpió la série de Obispos en la Silla de Utrech, y el Papa Gregorio XIII. nombró un Vicario Apostólico que cuidase de la misión de aquellos países el 1589, dándole el título de Obispo in partibus. Por los años de 1633 el segundo de estos Vicarios (Felipe Rovenio, Arzobispo de Filipos), instituyó una especie de Colegio de Sacerdotes para que le ayudasen, a quién se empezó a dar el nombre de Vicariato. 

Por desgracia dió entrada a las ideas del Jansenismo, semilla que brotó luego con mayor fuerza en tiempo de su sucesor Juan Nercassel, quinto Vicario. Apostólico, y Obispo de Castoria (autor del Amor pœnitens), quien abiertamente acogió a Quesnel, Gerberon y demás apóstatas y refractarios; y mucho más aún bajo su inmediato sucesor Pedro Coddé (sexto Vicario Apostólico), Arzobispo de Sebaste, el que abiertamente se negó a subscribir el Formulario de Alejandro VII; y despues de mil ocurrencias, llamado a Roma', oído, vista su causa y su obstinación, fue en 1703 suspenso y entredicho. Durante su ida a Roma, los Clérigos del Vicariato de propia autoridad se arrogaron el título y: derecho de Cabildo de Utrech y de Harlem, y bajo la autoridad de Quesnel, Whitte y Van Espen decidieron que Coddé, aunque depuesto, debía mirarse como Vicario legítimo, y gozar de toda su jurisdicción. El no quiso usarla, pero tampoco suscribir al Formulario (Antijansenista de S.S.Alejandro VII), y murió impenitente el 1710. 

A estas turbaciones favorecidas por los Estados de Holanda, siguió el destierro de los subsiguientes Vicarios Apostólicos: que continuaron hasta el 1725, siendo el noveno y último de ellos Juan Bylevet, quedando desde entonces el cuidado y gobierno de la misión de Holanda a cargo del Nuncio de Bruselas. En el entretanto los Cabildos rebeldes apelaron de la Bula Unigenitus, se arrogaron el nombramiento de Obispos, ó al menos el proponer tres sujetos, de los cuales precisamente el Papa había de elegir, uno que lo fuese sin dependencia de los Nuncios, ni con título de Vicario Apostólico, sino Obispo con jurisdicción ordinaria, amenazando que si el Papa no lo confirmaba, no faltarían Obispos celosos que lo hiciesen.

En efecto, el Obispo de Babilonia, Francisco Varlet, partidario declarado del Jansenismo, suspenso y entredicho de toda autoridad por la Silla Apostólica, fue el Focio que puso las manos sacrílegas a Cornelio Stenoven, primer Arzobispo intruso de Utrech el 15 de octubre de 1724, sirviéndole de asistentes dos de los falsos Canónigos; y de esa manera empezó este miserable cisma que desde entonces ha continuado llevando sobre sí los anatemas de la Iglesia, sucesivamente por todos los Pontífices que ha habido hasta el presente. Este es uno de los grandes frutos que ha dado el Jansenismo. 

Al fin del tercer tomo de la Historia grande se halla la série de los Vicarios Apostólicos, la de los Arzobispos intrusos, los Pontífices que los han anatematizado, y la clave para la inteligencia de los nombres fingidos con que todos estos sectarios se comunicaban entre sí, para no ser conocidos en caso de ser halladas sus cartas.

¿LOS JANSENISTAS SON O NO JACOBINOS?
Nota pp 251 ss

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