VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LA CIENCIA DE LA RELIGIÓN ES LA CIENCIA DE LA SALVACIÓN (Ildefonso de Bressanvido, O.F.M.)


Ildefonso de Bressanvido, O.F.M.

"Oh hijo mío, dice el Espíritu Santo en Proverbios (6, 20-21), observa los preceptos de tu Padre. Y este Padre adorable no es otro que Dios. Él quiere que estos preceptos queden grabados en nuestro corazón, pegados a nuestro cuello y que nos acompañen a todas partes. Los mandamientos de la ley divina son una luz que nos muestra el camino que conduce a la vida (Proverbios 6, 23). ¿Quién, entonces, no quedará convencido de la estricta obligación en que se encuentra todo cristiano de adquirir el conocimiento de la religión, de los misterios divinos y de la ley de Dios? Los hebreos, aunque eran sólo un pueblo tosco y carnal, debían esencial estar instruidos en ella; y nosotros que nos jactamos de ser hijos de la luz, ¿nos creemos exentos de este deber? ¿Y quisiéramos caminar en medio de la oscuridad de la ignorancia? ¡Qué vergüenza, qué confusión!


Si todas estas razones son insuficientes para convencernos de esta obligación, al menos seamos sensibles a nuestros propios intereses. Porque la ciencia de la religión, que es, como dice la Sagrada Escritura, ciencia de Dios, es también ciencia de nuestra salvación (Lucas 1,77), por lo que debemos poner en ella toda nuestra aplicación. Esta es para nosotros una cuestión de suma importancia, ya que la ignorancia de las cosas divinas trae consigo la condenación eterna. ¿Y quién podría dudarlo, después de que las Escrituras nos lo han enseñado tan claramente? “Señor, dice a Dios el Rey Profeta, derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, y sobre los reinos que ignoran tu santo nombre (Sal. 78., 6). » Son vanos, dice el Sabio, todos aquellos que no tienen el conocimiento de Dios, y que no se sirven de las criaturas para llegar al conocimiento del divino Creador (Sap. 13., l). Los que no conocen a Dios, caminan en las tinieblas del error; y si tienen algún conocimiento, es sólo un conocimiento desastroso que servirá para condenarlos, o una ciencia estéril que se les convertirá en confusión".

(Sacado de Instrucciones Morales sobre la Doctrina Cristiana, por Ildefonso de Bressanvido, O.F.M., Lyon, 1858).

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